Javier Mateos tiene 24 años y desde muy joven sintió la llamada al sacerdocio. “En realidad, yo siempre digo que el Señor me llamó ya desde el vientre de mi madre, como a Jeremías (Jr 1,5), otra cosa es cuando uno se da cuenta de esa vocación y responde a ella”, explica el diácono.

Al empezar el instituto, Javier comenzó a preguntarse qué sentido tenía su vida y cuál era su misión. Durante el segundo de los campamentos organizados por el Seminario, a los que Javier acudió, sintió que quizá Dios le estaba pidiendo algo más. “Sentí que el Señor quería algo de mí, como si me pidiera que me entregase más de lleno”, cuenta el futuro sacerdote. Sin embargo, no fue hasta más adelante cuando tuvo clara su vocación. Esta, llegó cuando, poco después del campamento, dos amigos, que aquel año habían ingresado en el Seminario Menor San José, le llamaron para invitarlo a una convivencia de monaguillos que, según cuenta, cambió su vida por completo. “Aquel fue un momento decisivo. Ver a tanta gente de mi edad en el Seminario con una sonrisa de oreja a oreja, me hizo sentir algo por dentro que me llevó a decirle, al entonces rector, Javier Crespo: prepárame una habitación que me quedo aquí”, recuerda el diácono sonriendo.

Comenzó, así, su formación en el Seminario Menor con tan sólo 12 años y, al cumplir los 18, en el Seminario Mayor San Fulgencio, con la firme intención de ordenarse sacerdote. Aunque durante el proceso ha sentido dudas y momentos de lucha, finalmente Javier tiene claro que está siguiendo el camino que Dios ha marcado para él: “Yo veo la historia del Señor conmigo como un proceso de amor por el que Dios me ha ido mostrando su voluntad, poco a poco, como un padre que va educando a su hijo. Por eso sé que su voluntad en mi vida es que yo sea sacerdote”.

El pasado diciembre, Javier se ordenó diácono. Esta etapa la ha pasado en la Basílica de la Purísima Concepción de Yecla. “Ha sido un año muy bonito. Me he sentido súper acogido desde el primer momento, tanto por el párroco, José Abellán como por su comunidad. –explica el futuro sacerdote–. Además, he podido enriquecerme mucho conociendo las primicias de lo que será el ministerio sacerdotal y viendo cómo, efectivamente, se puede trabajar unidos como Iglesia en medio de una parroquia muy viva con tantos carismas diferentes”.

Javier recibirá el Orden Sacerdotal el próximo sábado, 6 de julio, en la parroquia de San Andrés y Santa María de La Arrixaca de Murcia, su ciudad natal, a las 19:00 horas. La preparación la está viviendo “muy intensamente”, especialmente durante las últimas semanas, en las que, tras su examen de grado, ha sido más consciente de la proximidad de la celebración y ha realizado ejercicios espirituales, en la Casa de Ejercicios Villa Pilar de Murcia, orientados a “preparar el espíritu para este paso tan importante y decisivo”.

Para su ministerio le pide a Dios que le ayude a ser fiel y lo sostenga con su gracia: “Le pido que yo pueda, a través de mi humilde servicio, llevar a Dios a todas las almas que estén necesitadas de su amor y misericordia y, mediante el Espíritu Santo, pueda mantenerme fiel y seguir en su camino. En resumen, que él que comenzó en mí la obra buena, él mismo la lleve a término, tal como dirá el Obispo durante mi ordenación”.