Las que quieren serlo cada vez retrasan más el momento. Y hasta 2,5 millones de las que ya lo son no han tenido más hijos por la precariedad
Aunque el número de abortos cayó con la entrada en vigor de la ley de plazos, las cifras del IPF indican que estos han vuelto a incrementarse
Este domingo se celebra el Día de la Madre, una cita que, dada la tasa de natalidad española, podría no estar pasando sus mejores momentos. Acierto ha aprovechado para analizar en qué situación se encuentran aquellas mujeres que quieren ser mamás en nuestro país y también las razones por las que otras muchas hayan decidido no subirse al carro de la maternidad.
Así y entre otras conclusiones, la investigación confirma lo que ya sabíamos: que son muchas las españolas que ya no quieren ser madres -casi el 30% de las mujeres menores de 40 años no desean subirse al carro de la maternidad- y que, las que lo son, cada vez tienen a sus hijos más tarde. En concreto, tenemos la tasa más alta de la UE de madres primerizas que superan los 35 años. Lo peor del caso es que hasta el 42% asegura que tuvo a su hijo hasta cinco años más tarde de lo que hubiera querido.
El dato curioso es que el estigma social está desapareciendo -de forma muy lenta pero lo está haciendo-. Es decir, entre los entrevistados más jóvenes ya no está “mal visto” decir no a la maternidad. De hecho, hasta el 70% de los encuestados considera que es razonable dada la situación económica y laboral en nuestro país.
Respecto a aquellas españolas que ya son madres, hasta 7 de cada 10 tendría otro hijo si su situación se lo permitiese. Y aquí entra en juego la economía pero también la dificultad de conciliación entre el trabajo y la vida familiar. Tales son las dificultades, que casi la mitad se han visto obligadas a reducir su jornada. Para más inri, las españolas que son madres se encuentran entre las europeas que más problemas tienen para trabajar, junto con las griegas y las italianas.
Asimismo y aunque el número de abortos cayó con la entrada en vigor de la ley de plazos, las cifras del IPF indican que estos han vuelto a incrementarse. Casi el 90% de las mujeres que abortaron el pasado año lo hiciero a petición propia, mientras que solo el 6% lo hicieron porque estaba en peligro su vida o su salud. El resto alegó otros motivos. Además, el 30% de las que interrumpieron voluntariamente su embarazo vivían en pareja. Unos porcentajes que, de nuevo, podrían tener mucho que ver a las dificultades para ser madre en España.
El parto, mejor por la privada
En cuanto a las que se quedan embarazadas, la investigación revela que casi el 40% de las españolas prefiere un seguro privado para gestionar su embarazo, hacer seguimiento y someterse a pruebas diagnósticas. Entre los motivos que les llevan a hacerlo, la mayoría se decanta por ellas por la confianza en las elevadas competencias de los médicos que les atenderán. Otro de los motivos tiene que ver con la posibilidad de disfrutar de una habitación individual en la que tener mayor intimidad y descanso.
Algo más del 30% se refiere a la flexibilidad horaria de este tipo de servicio y la facilidad que esta conlleva a la hora de cuadrar las citas y revisiones con su actividad laboral. Y el 47% contrata estas pólizas para poder acceder a más consultas y ecografías que las que se incluyen en la Seguridad Social-.
No obstante y como comenta Carlos Brüggemann, cofundador de Acierto, “conviene revisar siempre el periodo de carencia que se aplica al embarazo si todavía no tenemos un seguro de salud, es decir, el tiempo que ha de pasar desde que se contrata un seguro hasta que se puede hacer uso de él para casos como este”. Lo habitual es que este periodo varíe entre los 8 y 10 meses en función de la entidad aseguradora, aunque algunas sí cubren al menos el seguimiento y vigilancia de la gestación (no así el parto e ingreso hospitalario). Asimismo, existen variables que pueden anular la carencia, como que se trate de una situación urgente que ponga en peligro la vida del paciente o, si de da un parto prematuro.