La Consejería de Turismo y Cultura ha incoado el procedimiento de declaración de Bien Catalogado, por su relevancia cultural, para los molinos de Los Álamos y de San Francisco, así como para el Azud del Malecón, todos ellos situados en Murcia y datados en el siglo XVIII.
En la resolución que publica hoy el Boletín Oficial de la Región de Murcia se destaca la importancia del conjunto y el interés de su proyección, de acuerdo a la Ley 4/2007, de 16 de marzo, de Patrimonio Cultural de la Comunidad.
A pesar de tratarse de construcciones que han perdido su integridad, la Consejería apunta que tanto los molinos como el azud gozan de singularidad, autenticidad y valor tipológico, ya que en la ciudad de Murcia solo se conservan tres molinos ubicados en el río Segura, datados todos en el siglo XVIII. A su vez, el conjunto tiene interés paisajístico y rememorativo y se considera un hito en el ámbito urbano de la capital.
El conjunto ahora protegido consta de dos molinos, uno de cuatro piedras y el otro de tres, que se alimentan gracias al azud del Malecón, situado entre ambos. Se ubican en el cajero del río Segura, tras un gran meandro inmediatamente anterior al Puente Viejo o de los Peligros. El de San Francisco, también conocido como molino de Roque, se sitúa en la margen izquierda, y el de Los Álamos, llamado asimismo molino del Matadero, en la derecha. Ambos fueron abandonados en los años 60 del siglo pasado. Estaban en ruinas ya en los 80, y la última actividad que se les conoce es la de moler pimentón.
Tras la construcción de la pasarela del Malecón en 1997, que significó el encauzamiento del nuevo tramo urbano del río Segura que conectaba el barrio del Carmen con el centro de la ciudad, los molinos quedaron como obras meramente escultóricas. Posteriormente, el molino de San Francisco fue habilitado como mirador sobre el río, mientras que el de los Álamos continúa mostrando algún paramento vertical, los arcos de medio punto construidos con sillares y alguna piedra. Ambos molinos están construidos con una firme obra de sillería de la que aún se conserva parte y existe la posibilidad de que el cárcavo de los molinos esté oculto bajo la planta del casal.
Según se recoge en diferentes escritos, ambos molinos fueron derribados y reconstruidos con un nuevo trazado durante la segunda mitad del siglo XVIII, aunque en cuanto a su origen se apunta al siglo XV y hay incluso quien asegura que podrían datar del siglo XIII.
Por su parte, el azud del Malecón también es testigo de la huella dejada por los azudes existentes con anterioridad y supone una obra singular de la ingeniería del siglo XVIII, momento en el que las obras públicas realizadas en Murcia al amparo del gobierno del Conde de Floridablanca concedieron a la ciudad un estatus de modernidad y prosperidad acorde con el siglo de la Ilustración.