El proyecto europeo COASTAL, que comenzó en mayo de este año y finaliza en 2022, ha presentado sus primeras conclusiones en relación a los factores que afectan al entorno del Mar Menor.
El estudio, con el que colabora la Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia (Fecoam) junto al Centro de Edafología y biología aplicada del Segura (CEBAS-CSIC) y la Dirección General del Medio Natural y Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor de la Comunidad Autónoma, pretende promover el desarrollo sostenible y generar sinergias entre las zonas rurales y costeras en seis zonas de estudio en diferentes países de la Unión Europea.
En relación al sector agrícola, los principales problemas identificados serían la presencia de plásticos de invernadero en el Campo de Cartagena, así como la pérdida de suelo fértil y nutrientes por escorrentías a causa de fuertes lluvias.
Otro de los puntos principales que afecta a la agricultura de la zona es el descenso de producción de cosechas a causa del alto contenido en sal de las aguas subterráneas, lo que genera un aumento de los costes e incide también en el deterioro de la calidad de los acuíferos por vertidos de salmueras.
Entre las propuestas de mejora se encuentran la apuesta por la modernización en la gestión de las salmueras mediante salmueroductos y la aplicación de nuevas técnicas de desnitrificación, como las que desarrolla la Cátedra de Agricultura Sostenible UPCT-Fecoam-COAG.
Asimismo, es primordial la mejora de las prácticas agrícolas mediante la diversificación de cultivos y la optimización del riego, evitar cultivos en las zonas más cercanas a la laguna, así como el fomento del agroturismo y del consumo de productos agrícolas locales.
Junto a ello, estaría también el uso de residuos agrícolas como fertilizantes naturales mediante técnicas de compostaje y el control de la erosión de los suelos cultivados a través de buenas prácticas agrícolas.
Durante los talleres celebrados en el mes de noviembre se hizo hincapié en la desventaja competitiva que se produce por la venta de productos agrícolas en relación a los que se producen en países con menor renta per cápita.
En este sentido, se propuso apostar por la producción de productos con mayor valor añadido, incrementando con ello la rentabilidad de los cultivos y facilitando la superficie cultivada y reduciendo el número de cosechas anuales.
Una de las propuestas más repetidas en varios talleres fue la de crear una marca de productos de producción sostenible del Campo de Cartagena y promover su consumo tanto a nivel regional, nacional como europeo.