Fundación Cepaim en la firma del Pacto Mundial de las Migraciones "Vinculando migraciones y derechos humanos"

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Fundación Cepaim asiste a la Cumbre para la Firma del Pacto Mundial de las Migraciones celebrada el 10 y 11 de diciembre en Marrakech, Marruecos, en la que realizó una declaración ante los Estados asistentes manifestado su total adhesión a los objetivos y compromisos definidos en éste, al igual que a sus medidas.

El Director General de Fundación Cepaim, Juan Antonio Segura ha pedido a los Estados la adhesión al Pacto y la inmediata implantación del mismo en todos sus objetivos y compromisos, garantizando los derechos humanos y la protección internacional, recordando la importancia de impulsar políticas de integración y lanzando un mensaje a la ciudadanía: "no son las personas inmigrantes las que atentan contra los valores democráticos, sino la xenofobia, el racismo y la desigualdad".

Fundación Cepaim como organización internacional de la sociedad civil española colaboradora con las Administraciones Públicas españolas en el desarrollo de las políticas de integración de las personas migrantes y refugiadas, invitada por Naciones Unidas ha estado presente en la firma del Pacto Mundial de las Migraciones, Marrakech, Marruecos (10 y 11 de diciembre).

El 10 de diciembre en el acto organizado por el Reino de Marruecos y NNUU para conmemorar el día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, poniendo la mirada en el 18 de diciembre como Día Mundial de las Migraciones, la Fundación Cepaim recordó en sus palabras dirigidas a representantes de los Estados presentes que nos situamos como planeta ante uno de los mayores retos globales, el desplazamiento humano en el mundo, tanto voluntario, como forzado por causas económicas, políticas, sociales o bélicas, a las cuales se unen las climáticas. Un desplazamiento humano que tiene sus raíces en la desigualdad.

A la hora de abordar esta realidad generadora de inmigración económica y refugio, los Estados en la gestión de nuestras fronteras exteriores deben garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y de la legislación internacional, propiciando vías seguras de entrada que eviten la inmigración irregular, las muertes, la trata de personas y las actuaciones de las mafias. Hablamos de seres humanos que solo buscan una vida más digna o protección internacional en territorios seguros. Nunca olvidemos que tras los fríos números, hay personas, familias, historias de vida, anhelos, sueños, esperanzas.

El desplazamiento humano en el mundo es un reto global y requiere de miradas y políticas globales, si cada Estado se centra solo en la protección de sus fronteras exteriores en un mal intento de proteger el bienestar de su ciudadanía, nos estaremos equivocando. Necesitamos respuestas articuladas desde el multilateralismo; ningún Estado, por sí solo, podrá afrontar estos retos.

Mientras centramos las políticas en la protección de nuestras fronteras exteriores o en su externalización, están creciendo otras fronteras menos visibles en el interior de nuestros países, en nuestras ciudades, en nuestros barrios. Fronteras que separan a la población autóctona de la inmigrante y refugiada generando una ausencia de relación que nos lleva desde los prejuicios y las generalizaciones hacia la xenofobia, el racismo y la discriminación. Tres males de nuestra sociedad generadores de conflictos culturales que nos enfrentan a personas contra personas.

Los Estados debemos invertir en políticas de integración que construyan convivencia, frente a la hostilidad o la mera coexistencia con los diferentes. Tenemos que apostar por generar en nuestras ciudades espacios y tiempos comunitarios para la relación, la comunicación, la vida en común entre la población autóctona, la inmigrante y refugiada; evitando nuevas desigualdades. Debemos trabajar por favorecer el desarrollo en los países de origen, tránsito y acogida de las personas migrantes y refugiadas, extendiendo los valores democráticos e impulsando la cooperación y el codesarrollo.

De no hacerlo estaremos alimentando populismos y posiciones políticas extremas que sitúan en las personas inmigrantes la responsabilidad de nuestros déficits en políticas sociales, en el origen de la inseguridad, la pobreza y la exclusión social. No son las personas inmigrantes y refugiadas las que atentan contra los valores democráticos, sino los populismos basados en la xenofobia, el racismo, la discriminación y la desigualdad. Dejemos de enfrentar desde el miedo a pobres contra pobres.

En Europa y en España nos preocupa la proliferación de discursos y partidos políticos con una enraizada ideología xenófoba que rompe con cualquier tipo de escenario de convivencia y promoción de la diversidad cultural, como un valor global, atentando contra un modelo de desarrollo inclusivo de nuestros territorios.

Trabajemos de forma unida para evitar este tipo de escenarios, apostando por una sociedad intercultural, donde la convivencia, la cohesión social, la lucha contra la exclusión, la defensa de los derechos humanos y el respecto de las diferencias culturales sean los ejes vertebradores del desarrollo inclusivo de nuestras ciudades que debemos perseguir.

Sabiendo que las políticas la integración de las personas inmigrantes y refugiadas conciernen a toda la sociedad, configurándose no como un gasto, sino como una de las mejores inversiones que podemos hacer en el actual contexto mundial.

Desde esta perspectiva global, en la nueva planificación del Fondo Europeo de Asilo, Migraciones e Integración, se deben priorizar las políticas de integración, reforzando la dotación presupuestaria disponible en el actual periodo e impulsado un modelo de integración intercultural que apueste por la convivencia y la cohesión social, permitiendo e impulsando actuaciones y acciones de comunicación y relación entre las sociedades de acogida y nacionales de terceros países.

Instamos a los Gobiernos a comprometerse y poner en marcha el Pacto Mundial de las Migraciones suscrito por más de 150 países ayer en Marrakech y a desarrollar en cada país, en cada región; políticas, estrategias y planes de integración y ciudadanía, garantizando el cumplimiento de los derechos humanos, de los ODS, propiciando la igualdad de derechos y obligaciones para todas las personas, construyendo ciudadanía, convivencia y cohesión social, como reza el lema de Cepaim; ya que es importante "Hacer que la migración funcione para todos", como dice el Secretario General de la ONU, António Guterres.

En el Día Mundial de los Derechos Humanos, en el Día Mundial de las personas migrantes, desde Cepaim queremos recordar que tras los números, están las personas y estas deben ser el centro de nuestra acción política.

Fundación Cepaim en la firma del Pacto Mundial de las Migraciones Vinculando migraciones y derechos humanos, Foto 1
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