Muchos conductores aprovechan los últimos meses del año para adquirir un nuevo vehículo, dado que los concesionarios suelen aplicar importantes descuentos durante esta época para cerrar el curso con unas buenas cifras. Estas rebajas son especialmente atractivas si se financia el coche a través del propio concesionario, pero ¿realmente salen a cuenta? Según un estudio elaborado por el comparador financiero HelpMyCash, decantarse por la financiación bancaria es más conveniente hasta cuando el precio del automóvil es más caro, a no ser que el descuento ofrecido sea muy alto.
Los bancos dan préstamos más baratos
Los datos del informe, recogidos en su guía sobre financiación de coches, son muy contundentes al respecto: comprar un vehículo con un préstamo bancario sale más barato que hacerlo a través de la financiación del concesionario en cerca del 55% de los casos. Y es que el interés medio aplicado por los bancos analizados es del 7,03% TAE, mientras que el de las financieras que colaboran con los concesionarios alcanza el 10,09% TAE.
En estos casos, aunque el precio del vehículo sea más caro y se necesite un préstamo de mayor importe para adquirirlo, a la larga se paga mucho menos en intereses y otros gastos. Además, aquí conviene destacar que la publicidad sobre los descuentos suele tener “trampa”, pues el 40% de los concesionarios estudiados también aplican una rebaja en el coste del coche si se financia a través de un banco o se compra al contado.
Hay que decir, eso sí, que los descuentos suelen ser mayores cuando se acepta la oferta del concesionario. En concreto, la mitad de los concesionarios que reducen siempre el precio de sus vehículos aplican una rebaja mayor si se financia la compra a través de su financiera. Por ello, aconsejan hacer números para valorar si pedir un préstamo bancario con un descuento menor saldría más barato o no.
Poca transparencia en los concesionarios
Pero hay un aspecto que complica notablemente esta comparación: la poca transparencia de los concesionarios en prácticamente todos los aspectos. Y es que los comerciales de las oficinas suelen comentar únicamente los puntos más llamativos de sus ofertas de financiación o directamente ocultan datos importantes como el interés aplicado, el precio de las comisiones o, muy especialmente, el coste y las coberturas de los servicios adicionales incluidos (seguros, extensiones de garantía, etc.).
Así, según el estudio, más de un tercio de los concesionarios visitados no muestran el interés aplicado en la documentación facilitada al potencial comprador. En el 55% de las oficinas se incluyen sin preguntar varios servicios adicionales optativos que no se han solicitado y en ningún caso se indica cuál es el precio de cada uno de ellos ni qué coberturas ofrecen.
De hecho, debido a los confusos descuentos que se aplican (unos por financiar, otros por ofertas promocionales, algunos por “cortesía de la casa”, etc.) y al coste variable de las opciones de equipamiento, hasta es difícil saber cuál es el precio real del coche. Para ilustrarlo, los investigadores del comparador destacan que, para un vehículo con las mismas prestaciones, descuentos y opciones de financiación, en uno de los concesionarios se han presentado dos presupuestos distintos sin justificación alguna.
Este es el testimonio de uno de los investigadores: “No hay manera de saber cuánto te costará el coche en realidad. Además, te incluyen seguros y servicios sin explicarte en qué consisten y cuando te interesas por su precio descubres que acabarás pagando casi 1.000 euros en algo que no habías pedido y que ni siquiera era necesario para financiar el vehículo”.
La financiación flexible: esa gran desconocida
Otro dato llamativo del estudio es que el 70% de los concesionarios trata de potenciar la financiación flexible (también llamada preferente, premium, FlexiPlan, etc.) por delante de la convencional o lineal (la compra con un préstamo). Esto también puede observarse en los anuncios publicitarios, en los que se indica que se puede adquirir un coche de esa manera desde solo 90 euros al mes o hasta menos. Pero ¿en qué consiste exactamente esta opción?
Con esta modalidad se adquiere un vehículo a plazos dejando a pagar una parte importante del precio al final del período de amortización, lo que reduce mucho las cuotas mensuales. Cuando se llega a la fecha de vencimiento, el conductor puede devolver el coche, cambiarlo por otro modelo o quedárselo abonando una cuota final significativamente elevada denominada en términos técnicos como Valor Futuro Garantizado (VFG), que puede refinanciarse. Es, por lo tanto, una opción interesante para los que cambian de vehículo cada cierto tiempo y quieren pagar unas mensualidades muy bajas.
Sin embargo, la financiación flexible tiene también sus desventajas, pues suele establecerse un kilometraje máximo y normalmente se incluyen por defecto servicios adicionales que hay que pagar aparte. Por ello, recomiendan a los conductores valorar si es una opción que realmente se adapta a sus necesidades o si les sale más a cuenta contratar un préstamo convencional. Asimismo, sea cual sea el caso, aconsejan comparar ofertas de varios bancos y de otros tantos concesionarios para averiguar qué les saldría más a cuenta.