Consigue eliminar por completo la presencia de metales, ya que los restos de poda son incinerados y posteriormente empleados para fabricar hormigón, alcanzando así el objetivo de residuos cero
El proyecto europeo Life Riverphy ha permitido identificar un total de 13 especies vegetales capaces de absorber los metales y excesos de nutrientes de suelos considerados contaminados.
Este estudio pionero se ha centrado en concreto en la eliminación de cinc, cromo y cobre del cauce fluvial del río Guadalentín a su paso por Lorca mediante el empleo de especies vegetales autóctonas como el esparto (Stipa tenacissima), taray (Tamarix africana), hinojo (Foeniculum vulgare), manzanilla yesquera (Phagnalon saxatile), cardo mariano (Silybum marianum), olivarda (Dittrichia viscosa), albardín (Lygeum spartum), baladre (Nerium oleander), sosa (Suaeda vera), mijera (Piptatherum miliaceum), cerrillo (Hyparrhenia sinaica), salao (Atriplex halimus) y salao borde (Salsola oppositifolia).
Las conclusiones provisionales del proyecto, coordinado por el Gobierno regional a través de la Dirección General de Medio Ambiente y Mar Menor, revelan que en todas las especies y tejidos vegetales empleados durante la investigación el metal que más se absorbió fue el cinc, seguido del cobre y, por último, el cromo. Este estudio, además, supone un ejemplo de economía circular que alcanza el objetivo de residuos cero, ya que los restos de poda de las plantas que han absorbido los metales del suelo son incinerados y empleados posteriormente para la fabricación de hormigón.
En el proyecto, que se ha desarrollado a lo largo de los últimos cinco años, ha participado también el Ayuntamiento de Lorca, la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), a través del Grupo de Investigación de Gestión, Aprovechamiento y Recuperación de Suelos y Aguas; y la Confederación Hidrográfica del Segura.
El director general de Medio Ambiente y Mar Menor, Antonio Luengo, supervisó hoy las labores de traslado de la biomasa (los restos vegetales segados) desde el cauce del río a una planta cementera en Carboneras (Almería), donde será incinerado para ser utilizado como una parte más del proceso de fabricación del cemento.
"Se trata de un gran avance en materia de recuperación ambiental que contribuye a eliminar las sustancias contaminantes del suelo de una manera absolutamente sostenible con el medio ambiente, garantizando la salud de la población y sin generar ningún tipo de residuos. Ahora, además, los resultados de este proyecto nos van a permitir aplicar esta técnica de fitoextracción para afrontar la recuperación de otras zonas afectadas por la práctica histórica de la minería en la Región", señaló Antonio Luengo.
Al tratarse de un proyecto europeo, las conclusiones elaboradas por los investigadores de la UPCT van a suponer un referente para afrontar procesos de descontaminación en otros países de la Unión Europea.
El proyecto, que está cofinanciado con Fondos Europeos para el Desarrollo Regional (Feder), se aprobó en el año 2012 con el objetivo de probar esta técnica pionera en el cauce del río Guadalentín, donde se detectaron elevados niveles de cromo debido a la actividad de las industrias del curtido de pieles próximas al mismo y a la intensa actividad ganadera, que genera purines con altos contenidos de cobre y cinc.
Tras varios análisis y estudios geofísicos, geotécnicos y biogeoquímicos de los suelos para determinar la presencia y los niveles de metales, en el año 2015 comenzaron los trabajos de campo a modo de ensayo en 1,5 kilómetros del río. En total se plantaron más de 35.000 plantas de especies autóctonas en toda la zona escogida para el estudio.
A finales del verano de ese año tuvo lugar la primera siega, cuyos restos fueron analizados en los laboratorios de la UPCT para conocer el porcentaje de metales que habían absorbido las especies vegetales plantadas.
El proceso se repitió en los años sucesivos hasta alcanzar las 9,56 hectáreas de superficie hasta finales de este pasado verano, cuando se produjo la última siembra. El proyecto, finalmente, se da por concluido con el traslado de estos últimos restos de biomasa contaminada con los metales pesados extraídos del suelo y su posterior reciclaje para transformarse en materia prima reutilizable.