Presentación de pablo Tosco día 8, 19:30 h
Claustro Facultad de derecho – Campus la merced de la Umu
República Centroafricana lucha por salir del agujero negro y la penumbra en el que se ha visto sumido tras tres años de conflicto. Encadenada a crisis sucesivas durante años que la han dejado debilitado y con enormes necesidades humanitarias. El olvido internacional y mediático no ha hecho más que empeorar la situación.
La crisis de 2013 sesgó la vida de más de 6.000 personas en dos años y desencadenó un grave desequilibrio humanitario del que el país aún no se ha recuperado. La mitad de una población de casi 5 millones de habitantes se vio obligada a abandonar sus hogares. Muchos terminaron malviviendo en campos de desplazados esparcidos por todo el país. Otros cruzaron las fronteras y buscaron refugio en Camerún, Chad y la República Democrática del Congo.
Durante el conflicto se produjeron ataques contra los civiles dentro y fuera de los campos de desplazados, incluyendo agresiones sexuales y otras formas de violación de los derechos humanos. Las heridas siguen abiertas y han creado graves secuelas en la población.
Tres años después, la mitad de la población aún depende de la ayuda humanitaria y sigue sin poder cubrir sus necesidades básicas de agua, saneamiento y comida. Cerca de 2 millones de personas no tienen suficiente para comer.
En este contexto, las mujeres son las que más sufren. Durante el conflicto perdieron a familiares, maridos, hijos, hijas, padres y madres y se vieron obligadas a quedarse al cargo del resto de la familia, sin poder regresar a sus hogares.
Muchas de ellas fueron víctimas de abusos sexuales durante la crisis, cuando los grupos armados entraron en los barrios y quemaron y destruyeron todo lo que se les puso por delante. A mitad de 2016, Naciones Unidas había contabilizado más de 5.600 casos de agresiones sexuales y violaciones en el país.
El acceso al agua y el saneamiento en los campos es una garantía para su seguridad: las mujeres y las niñas están expuestas a violaciones y agresiones cuando tienen que salir a buscar agua. Por eso, organizaciones como Oxfam, con el apoyo de la Oficina de Ayuda Humanitaria de la Comisión Europea (ECHO), ponen en marcha proyectos para reducir la distancia que tienen que recorrer estas mujeres, como garantía para su seguridad.
La exposición es un recorrido fotográfico a través de historias de mujeres que luchan contra el horror de la guerra y que han tenido que hacer frente al desplazamiento forzado, a abusos, violaciones, pérdida de familiares y vecinos, y destrucción de sus casas, sus tierras y sus medios de vida. Tragedias reflejadas en imágenes que se completan con tres testimonios en vídeo donde Muriel, Celine y Jean ponen palabras al terror vivido y explican cómo su capacidad de resiliencia les permite reconstruir su vida día tras día.
Con fotografías de Pablo Tosco, producida por Julia Serramitjana; la impresión corre a cargo de Addretouch y ha sido financiada por Oxfam Intermón y ECHO.