Talleres de artesanía y costura, seguimiento y apoyo escolar, servicios de duchas y lavadoras, acogida, acompañamiento… Son muchas las prestaciones que ofrece la casa-taller El Campico de Cáritas, situada en el barrio del mismo nombre, que se encuentra en la periferia de Alcantarilla. Una de las zonas más pobres y excluidas de la Región de Murcia, según los responsables de este proyecto. Los vecinos de El Campico viven en situación de pobreza severa. El centro atiende, actualmente, a 70 familias, que suponen más de 300 personas. De ellas, hay 28 familias sin ingresos, 47 que perciben menos de 400 euros al mes.
Para conocer todo el trabajo que se realiza aquí, esta mañana han visitado las instalaciones el Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes; el delegado del Gobierno en la Región de Murcia, Francisco Bernabé; y el alcalde de Alcantarilla, Lázaro Mellado; que han estado acompañados por el director general de Cáritas diocesana, José Antonio Planes.
“Cuidar la dignidad de la persona y buscar recursos para su reinserción en la sociedad, sobre todo en el caso de los más desfavorecidos” es el objetivo que Cáritas lleva a cabo en cada uno de sus proyectos, tal y como lo ha definido el Obispo.
Por todo esto, la Delegación de Gobierno ha comenzado una serie de visitas a distintas realidades de esta institución católica. Su objetivo es “facilitar la reinserción en el mercado laboral a personas que actualmente están siendo atendidas por Cáritas, que se conozca lo que se está haciendo y que la ciudadanía se mentalice de lo importante que es colaborar con ellos”, ha explicado Bernabé. Asimismo, ha resaltado y agradecido la labor de esta organización: “Donde no llegan muchas veces las administraciones, siempre está Cáritas. La actividad que realiza es absolutamente impagable. Es absolutamente insustituible”.
Acogida, formación y menores
La situación que se vive en El Campico es muy difícil para muchas familias. En el barrio no hay alcantarillado, no hay trasporte público, los solares de la zona están llenos de escombros y basuras… Por ello, vecinos y voluntarios, piden que los servicios básicos sean cubiertos para poder vivir dignamente.
En la casa-taller se intenta combatir, en la medida de lo posible, esta situación. Su trabajo se centra en tres proyectos: uno de acogida, otro de formación (centrado en las madres, con un taller de costura y artesanía) y un tercero de menores (con apoyo escolar, todas las tardes, para 70 niños).
“Esta es la única casa de ayuda que tienen en el barrio –explica Carmen López Cremades, responsable de la casa-taller– por lo que vienen por cualquier cosa: por una subida de tensión, porque tienen que hacer una fotocopia o porque necesitan hablar con alguien”.