Conocer la cantidad de proteína y otros compuestos de interés es importante para facilitar a empresas y particulares información científica de cara a la explotación comercial u otros usos
El Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), dependiente de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería y Pesca, desarrolla un experimento de cultivo en pradera con uno de los clones de morera conservados en el Banco de Germoplasma, con el fin de conocer las posibilidades de las diferentes variedades para su utilización como alimento, dado su alto contenido en fibra y proteína, así como las prácticas agronómicas que mejoran sus propiedades.
A diferencia de otras especies vegetales, las moreras no se mantienen a través de la germinación de sus semillas. Son árboles longevos que se renuevan a través de clones obtenidos del mismo árbol, reproducidos mediante estaquilla en época y condiciones apropiadas.
El Banco de Germoplasma del IMIDA conserva 47 clones de moreras. Hay cuatro especies: Morus alba, Morus nigra, Broussonetia papyrífera y Maclura pomífera, pero la mayoría de los clones proceden de la llamada morera blanca, con origen en Asia, Europa y América del Norte.
Murcia fue un importante centro de reproducción y distribución de plantas de morera y mantuvo instalaciones en la antigua Estación Sericícola (sede actual del IMIDA) hasta mediados del siglo XX.
La cría del gusano de seda (Bombix mori) fue el motivo básico que impulsó la actividad dedicada a la conservación y reproducción, investigación y divulgación de todo lo relacionado con la seda. Pero la utilidad del árbol de la morera va más allá, pasando por el uso en medicina, nutracéutica, el aprovechamiento de su excelente madera, así como para la alimentación humana y animal.
Cuando el árbol de la morera crece, la hoja va incrementando su contenido en fibra y disminuyendo lentamente su proporción de proteína. Por ello, no tendría la misma utilidad como alimento a lo largo de la temporada ni sería igualmente capaz de satisfacer en este tiempo las necesidades de cualquier especie que la consuma.
Según la investigación, el contenido en proteína puede ser incrementado en la hoja desde un 14 por ciento hasta un 30 por ciento con prácticas agronómicas, cantidad que supera ampliamente a la mayoría de alimentos conocidos.
En este sentido, el IMIDA pretende establecer como carácter o propiedad, dentro del Banco de Germoplasma, las variaciones del contenido proteico en todos los clones de moráceas que conserva, ya que conocer la cantidad de proteína y otros compuestos de interés es importante para facilitar a empresas y particulares información científica de cara a la explotación comercial u otros usos.
Ejemplos
Los sistemas digestivos son complejos orgánicos con mecanismos destinados a extraer los compuestos presentes en los alimentos, entre ellos las proteínas y azúcares, degradando hasta los polisacáridos contenidos en la fibra con la colaboración de bacterias, hongos y levaduras.
Cada ser vivo, sea insecto u otro tipo de animal, establece una peculiar relación con los microorganismos para este fin fermentativo, sin el cual no sobreviviría la especie en cuestión. Por ejemplo, el conejo ha desarrollado el hábito de la cecofagia, por lo que puede reutilizar parte de sus propios excrementos y conseguir elevados consumos de materia seca, abasteciendo sus necesidades nutricionales al incrementar la capacidad de digestión de la proteína y el aprovisionamiento de vitaminas. En este sentido, se ha comprobado que se podría sustituir hasta un 80 por ciento del pienso comercial de dieta por forraje de morera, sin afectar a la ganancia diaria de peso.