Resalta que la Semana Santa de Lorca "tiene tacto de mujer", de aquellas que "enhebran sentimientos con sedas" y "plasman la eternidad a puntadas de hilos de fe"
El presidente de la Comunidad, Pedro Antonio Sánchez, aseguró hoy que "vivir la Semana Santa de Lorca es escuchar el latido de una ciudad que palpita en cada calle", y destacó "el amor, la fe y la devoción" que siente "un pueblo vivo, al latir de un corazón que bombea en colores".
Pedro Antonio Sánchez, durante el pregón de la Semana Santa de Lorca que ha pronunciado esta noche, afirmó que "mi admiración se convierte en tinta para trazar ese sentimiento". Aseguró que es "un honor y un encargo que acojo ilusionado", ya que "me permite compartir momentos de emoción al recordar, con todos vosotros, una pasión diferente".
Porque, en su opinión, lo que se hace en esta ciudad es "simple y llanamente un milagro". Resaltó que "ninguna otra pasión se asemeja a la pasión de Lorca" y a su "discurso procesional único que traspasa la barrera de lo común y no permite ser imparcial". En este sentido, destacó la "genialidad" de una Semana Santa que "nos invita a viajar por el tiempo y nos sacude el alma".
El presidente, que pronunció el pregón desde la excolegiata de San Patricio, cuya reapertura se produjo hace unas semanas tras su proceso de restauración, resaltó que por su "empaque, magnificencia y apabullante grandiosidad", San Patricio "no es otra cosa que la catedral de Lorca, ciudad que se convierte en estos días en tierra conquistada por blancos y azules".
Una ciudad que "se convierte, que palpita y retumba en sus calles" y que "siente ahora los días más intensos del año, fraguando en el interior de sus gentes un estallido de júbilo y fuerza, con vivencias de religiosidad y de emoción desbordada de blancos y azules, de azules y blancos y de familias enteras que se dividen o se unen por un color que las identifica".
Emoción y recogimiento, exaltación y espectáculo
El presidente repasó cada una de las procesiones y actos que se suceden en la ciudad, como la Serenata a la Virgen de los Dolores, donde "la emoción se desborda y las lágrimas son el fiel testimonio del amor filial más puro y sincero", o el Viernes de Dolores, donde la llegada a algunos hogares de las banderas de los Pasos, "orgullo de oro y sedas", precede a la salida en procesión.
"Pero Lorca también es recogimiento", dijo, en alusión al Sábado de Pasión, donde desde San Patricio sale el Paso Negro en una procesión "con tanta solemnidad como encanto" que "nos acelera el corazón al contemplar a la Virgen de la Soledad a hombros de los profesionales de la justicia".
El Domingo de Ramos, dijo, Lorca "se convierte en digna y fiel heredera de Jerusalén, en una ciudad invadida por el pueblo hebreo que espera la llegada de Jesús para acompañarlo. Es día de trigo y reencuentros. En la procesión, enganches, caballos, banderas y la música nos asaltan".
Pedro Antonio Sánchez se refirió también a los actos que tienen lugar durante el lunes, martes y miércoles santo, donde "nos invitáis a seguir con el 'Encuentro' a los pies del puente del Barrio, la serenata a la Virgen de la Soledad, la bajada del Cristo de la Misericordia desde el Calvario y esas saetas al Cristo del Perdón, al filo de un suspiro afilado".
Subrayó que en el Jueves Santo lorquino, "la máquina del tiempo que es la Avenida conducirá entre cornetas y caballos a Egipto y a Babilonia, nos transportará hasta la Roma de Tiberio sobre cuadrigas y sigas y finalmente nos dejará en las calles de Jerusalén". Llegada la noche, durante la procesión del Silencio "que nos entrega el Paso Encarnado, las voces acompañarán la dramática presencia del Cristo de la Sangre" por el barrio de San Cristóbal.
Sobre el Viernes Santo, Pedro Antonio Sánchez afirmó que es el día en el que "Lorca despierta nerviosa, asaltada por miles de personas que visitan sus iglesias y pasean por sus calles", y detalló el ambiente de la carrera, donde "la emotividad va precedida por el espectáculo", y el amor y la exaltación que las diferentes imágenes generan en sus fieles.
Describió especialmente al momento en el que al final de la carrera coinciden las imágenes titulares del Paso Blanco, la Virgen de la Amargura, y del Paso Azul, la Virgen de los Dolores. Un momento en el que "el dolor se hace amargura y la amargura dolor en un encuentro que fusiona la belleza del alma. Y Lorca ya no tiene colores sino un aplauso unánime y emocionado ante el milagro de la fe".
"Llegamos al sábado que Lorca odia y en el que se empiezan a descontar los días hasta el año próximo", dijo el presidente. Pero "el último capítulo se escribe en la mañana del Domingo, que llena de luz el casco histórico", un día de "dicha, pues tras el sufrimiento y la muerte, resuena el Aleluya en la Plaza de España y la tristeza desaparece ante el Resucitado".
Una Semana Santa con "tacto de mujer"
En su pregón, Pedro Antonio Sánchez resaltó que "la Semana Santa de Lorca tiene tacto de mujer", se refirió al papel que éstas juegan como portapasos y mantillas, a las mujeres mayordomos y a las que integran las bandas, y destacó el simbolismo de Santa Elena, la profetisa Débora o Meiamén, entre otras muchas imágenes.
Todo ello "hilvanándose con cada puntada porque el arte en Lorca se borda en oro y sedas con manos de mujer", aquellas que "enhebran sentimientos con sedas" y "plasman la eternidad a puntadas de hilos de fe". Un oficio "duro y prolongado en el año" que se realiza en silencio "pues hay que guardar el secreto hasta segundos antes de la procesión".
"Mujeres también como las madres lorquinas, que cada año inician y acercan a sus hijos al amor por sus pasos y procesiones, continuando así la tradición y devoción que caracteriza la Semana Santa de esta ciudad", explicó el presidente de la Comunidad.
Pedro Antonio Sánchez concluyó su intervención animando a los lorquinos a "volver a enamorarnos con vuestro sueño y vuestra manera de sentir", porque la Semana Santa de Lorca "está hecha de sentimientos, no de palabras, aunque haya tenido yo el honor de intentar plasmar en letras esta pasión diferente".