La Dirección General de Salud Pública y Adicciones de la Consejería de Sanidad aconseja seguir una serie de pautas para prevenir la astenia otoñal, que puede afectar a algunas personas a causa de la disminución de las horas de luz.
El otoño comenzó el jueves 22 de septiembre y esta estación conlleva disminución de las horas solares y una ligera bajada de las temperaturas, lo cual unido a la incorporación a la rutina y obligaciones diarias con la consiguiente reducción del contacto personal con amigos y familia, puede generar astenia otoñal, un síndrome temporal que, como tal, debe desaparecer al cabo de cinco o seis días.
El director general de Salud Pública y Adicciones, Manuel Molina, señaló que "para superar la posible bajada de ánimo, se aconseja exponerse al sol al menos diez minutos diarios, preferiblemente a primera hora de la mañana y realizar regularmente algún tipo de ejercicio físico".
Dormir lo necesario para estar descansado y adaptarse a las horas de luz solar y seguir una dieta equilibrada en la que abunden frutas y verduras, buscar ocio compartido con familia y amigos y planificar viajes o excursiones adaptadas a la nueva estación "son recursos que contribuyen a superar esta fase de adaptación a la vida cotidiana tras el periodo de vacaciones de verano", añadió.
En general, lo normal es una adaptación sin problemas, dado que el cambio de estación es muy gradual en España. No obstante, como respuesta del organismo a los cambios medioambientales (menos horas de luz solar y bajada de las temperaturas) se alteran los biorritmos y el ciclo de vigilia-sueño y ello puede afectar negativamente al estado de ánimo.
Ente los síntomas asociados a la astenia otoñal se encuentran el cansancio, la apatía, el mal humor o la falta de sueño. También se da falta de interés por realizar actividades que antes nos gustaban, tristeza, apatía, aparición de insomnio o hipersomnia (necesidad de dormir demasiado), problemas de concentración, irritabilidad, mal humor y, en algunos casos, trastornos de la alimentación.
La principal responsable de esta alteración es la melatonina, una hormona encargada de regular el sueño o la temperatura corporal. Su producción aumenta con la reducción de la luz solar y este incremento provoca una bajada de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad. El resultado de mayores niveles de melatonina y menores de serotonina es la aparición de la apatía, el cansancio, la somnolencia o la tristeza.