El portavoz del Grupo Parlamentario de Podemos en la Asamblea, Óscar Urralburu, ha señalado el Real Decreto por el que se establece la reválida, publicado este verano, supone uno de los aspectos más controvertidos y dañinos de una LOMCE ya de por sí descalificada por la mayor parte de la comunidad educativa y el arco parlamentario.
El Grupo Parlamentario de Podemos ha registrado esta mañana, en coordinación con el resto de grupos parlamentarios autonómicos de PODEMOS en las distintas CCAA, una proposición no de ley en la que insta a la retirada del Real Decreto por el que se regulan las evaluaciones finales en Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.
Óscar Urralburu, ha manifestado que "las reválidas determinan la titulación de los estudiantes en ESO y Bachillerato sin tener en cuenta los resultados académicos y la evaluación continua" y "que un mal resultado en la prueba puede dejar sin validez cursos enteros de ambas etapas, algo que no ocurre prácticamente en ningún país europeo".
El diputado ha expresado su preocupación ante "el riesgo de exclusión de nuestros jóvenes del sistema educativo porque un fracaso en la evaluación final elimina de un plumazo el abanico formativo de los alumnos, que se verán limitados a cursar opciones que frenarán su continuidad en el sistema educativo y su inserción en el mercado laboral".
El modelo de la reválida según Urralburu: "responde a un planteamiento educativo rancio, propio de quien pretende fomentar la competitividad y la memorización frente a la colaboración y la adquisición de competencias, un modelo totalmente alejado de los avances pedagógicos contemporáneos basados en el trabajo colaborativo y en equipo y en el desarrollo de las destrezas asociadas a los conocimientos. Por otro lado, es un modelo que no va a resultar inocuo para el conjunto del sistema, al promocionar la publicidad de los resultados y estableciendo ránkings de escuelas: de primera, de segunda y de tercera".
"Con el curso ya en marcha, tanto profesores como alumnos se enfrentarán a finales de curso a unas pruebas de las que todavía no saben nada y que dificultará aun más la programación y las posibilidades de modificación de la evaluación" concluyó Urralburu