Lola Herrera y Juanjo Artero protagonizaron ayer viernes 19 de agosto la obra teatral 'La velocidad del otoño' escrita por el autor escocés Eric Coble y dirigida por Magüi Mira, en la programación de verano del Auditorio El Batel de Cartagena. Una obra mordaz, divertida y profundamente conmovedora acerca de la fragilidad y frugalidad de la vida, de la que salieron triunfantes tanto los protagonistas, como su directora. El público en pie despidió a los actores. El montaje, un alegato en favor del valor de envejecer, y de la belleza de la madurez, por su proximidad conmueve al espectador, y lo hace por momentos cuestionar y por momentos reírse de la propia condición de la naturaleza humana.
La obra teatral es una alegato en favor del valor de envejecer, de la sabiduría que dan los años, en contra de ese desahucio emocional que es para los ancianos abandonar su hogar para instalarse en residencias. 'La velocidad del otoño', un texto del autor escocés afincado en Estados Unidos Eric Coble, se sirve del humor para poner sobre la mesa una realidad. Magüi Mira dirige un montaje encabezado por Lola Herrera, convertida con 81 años en el ejemplo más palpable de que la edad no es un obstáculo para seguir creando, disfrutando, arriesgando y viviendo con intensidad.
La obra presenta a una mujer de 81 años que amenaza con quemar su casa y todo el edificio, con los cócteles Molotóv que ella misma ha hecho usando el líquido revelador de su marido difunto, si sus dos hijos no dejan de presionarla para que se vaya a una residencia. La entrada por la ventana del tercero de los hijos, Juanjo Artero, para intentar convencerla es el inicio de la obra, en la que la conversación, a veces trágica, a veces cómica, que madre e hijo tienen sobre la vida de ambos, por separado y en conjunto, y del análisis de la situación a la que los dos han llegado. Redescubren las semejanzas que siempre tuvieron, sobre todo la pasión por el arte y la belleza, y descubren otras que los unen también. El tiempo que pasan juntos es suficiente como para que Cris, el hijo pródigo en el que sus otros hermanos habían depositado las últimas esperanzas, en lugar de convencer a la madre, la escucha y comprende, e incluso la ayuda a ver lo que ella más necesitaba, que "en la vejez también hay belleza".
'La velocidad del otoño' es teatro contemporáneo, comprometido e inteligente", en el que el diálogo entre la anciana y el hombre maduro surge un aprendizaje y un crecimiento mutuo. Juntos van trazando un camino que en el que se van encontrando y sorprendiendo. A veces chocan, se abrazan, se gritan, se susurran, y ambos ganan en madurez, en autoestima.
Los actores hacen un trabajo impecable. Destaca el de una de las grandes damas de la escena española, Lola Herrera, que se confunde con Alejandra. Es verdad que el personaje le va como anillo al dedo pero no es menos cierto que la experimentada actriz consigue con su trabajo hacerlo totalmente suyo. Y lo mismo cabe decir de Juanjo Artero, que supera con mérito el reto de llevar a la misma altura un personaje como el de Cris.