La directora del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), Juana Mulero, visitó ayer la finca experimental de Torre Blanca, situada en el término municipal de Torre Pacheco, donde los equipos de investigación de este organismo desarrollan 34 de los 131 proyectos que se llevan a cabo actualmente.
La finca tiene una superficie total de 13,72 hectáreas, de las que 1,22 ha corresponden a invernaderos de alta tecnología destinados a la I+D+i de hortícolas, aproximadamente 8,56 ha de cultivos leñosos (cítricos, frutales de hueso, entre otros), aromáticas y otras plantas de carácter industrial.
Juana Mulero apuntó que el objetivo de esta finca es "contribuir al desarrollo del sector agrario mediante el ejercicio de la actividad investigadora" y añadió que "la I+D+i ha recibido un gran impulso en los últimos años, tanto en el conocimiento científico como en la transferencia de resultados tecnológicos".
La directora destacó que "el binomio formado por los equipos de trabajo del IMIDA y un emplazamiento como el de la finca experimental de Torre Blanca reúne todas las condiciones para que los resultados obtenidos en las investigaciones realizadas sean muy propicios para ser transferidos al sector sin ningún trámite o paso adicional, ya que se ejecutan en tiempo y marco real".
Entre los proyectos que lleva a cabo el IMIDA en esta finca figuran aquellos que miden los efectos de condiciones ambientales, fertilizantes, sustancias reguladoras del crecimiento, entre otros, sobre el desarrollo y la vegetación de las plantas.
También hay proyectos dirigidos a la obtención de híbridos para la introducción de resistencias a enfermedades, a la obtención de plantas por medios artificiales de multiplicación in vitro, a su reproducción por el cultivo de determinados órganos para la clonación y la fijación de ciertas características.
Además, se desarrollan proyectos cuyo objetivo es el estudio de enfermedades de plantas, plagas, resistencia a insecticidas y de insectos beneficiosos utilizados para el control biológico de los perjudiciales; la mejora de la tecnología de la fertilización y el riego en los cultivos hortícolas y la valoración de la repercusión en las plantas de distintos tipos de radiación generada por los materiales de cubierta y de las mallas de sombreo, entre otros.