Desde el año 2009 que se iniciaron nuestras denuncias en los juzgados y ante la propia Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, poco o nada se ha movido en todos estos años. Sin embargo, resulta sorprendente la celeridad con la que se nos embargan nuestras cuentas y se nos sume en el más absoluto caos a las más de 4.000 familias de la zona, con la frialdad y falta de sensibilidad que les caracteriza hacia el problema que nos generan. La Consejería nos exige el reintegro de subvenciones porque las obras no se han terminado, pero no cayeron en la cuenta que las obras nunca debieron empezarse y nunca debieron dar un céntimo para obras que no estaban aprobadas por la Asamblea, y eso lo saben. Alguien debió saltarse ese paso tan importante y necesario, sin el cual no era posible soltar un solo céntimo, para derrochar millones de euros que nadie sabe donde fueron a parar. Esos son los responsables de este desaguisado, y no vamos a permitir que se vayan de rositas. Saldremos a la calle una y otra vez hasta que respondan ante la justicia y asuman su responsabilidad.
Nos dicen ahora los nuevos cargos políticos que "ellos no estaban en sus sillones cuando nosotros denunciamos los hechos", como si cambiar las personas los dejase exentos de responsabilidades. Pero se olvidan de que nosotros, los regantes, tampoco estábamos gestionando todos ellos millones que iban pagando inocentemente sin adoptar el más mínimo control, y que ahora nos reclaman a nosotros. Y esto lo sabían porque lo hacían constar en sus informes, aunque luego se olvidaban de hacer las oportunas verificaciones. ¿Casualidad o intencionalidad? Fueron muchos los técnicos que firmaron y resulta difícil creer en el azar. Tendrá que ser la justicia la que depure responsabilidades, esa justicia de la que ahora dependemos como única posibilidad para detener la sinrazón de quienes se escudan en informes jurídicos para embargar la vida y el futuro de los agricultores, más allá del sentido común y de la humildad con la que debieran haber reconocido sus errores.
Vamos a seguir luchando, hasta hacer entrar en razón a los que parecen haberla perdido, hasta que comprendan que no se puede castigar a quienes denuncian la corrupción, que deben impulsar y promover esa actitud y no enfrentarse a ella, que deben elegir cuidadosamente el lado en que se posicionan, porque esa decisión comprometerá su honestidad y su talante como servidores de nuestra sociedad.