La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Violante Tomás, visitó hoy en Alguazas el centro de menores Ankaso. Tras la visita explicó que la Comunidad Autónoma tiene tutelados a 22 menores extranjeros no acompañados, de los cuales 17 están en este centro.
La Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades tiene contratadas con la Fundación Diagrama 20 plazas de intervención psicosocial para atención en este centro: 11 plazas para menores inmigrantes no acompañados (MINA), cuyo contrato tiene un coste anual de 245.718 euros, y 9 destinadas a menores en exclusión social, por un importe anual de 263.520 euros. Aunque en la actualidad está ocupado por estos 17 menores, con edades entre 15 y 17 años.
En cuanto al país de origen, seis proceden de Marruecos, ocho de Argelia, uno de Mali, uno de Guinea Bissau y uno de Costa de Marfil.
Violante Tomás destacó la importancia que el Gobierno regional concede a la atención de los colectivos más vulnerables, entre los que se encuentran estos jóvenes que están en especial situación de vulnerabilidad y alto riesgo de exclusión social.
Respecto a la colaboración con la Fundación Diagrama, la consejera aseguró que "desarrolla una labor socioeducativa ejemplar y hemos observado los progresos de las personas a las que atienden. En la visita de hoy he podido conocer el trabajo que realiza en las diferentes áreas de intervención, socioeducativa y de formación e inserción sociolaboral. Los educadores de Ankaso ofrecen a estos jóvenes, que están tan lejos de sus países de origen, un futuro y lo más parecido a una familia para que se puedan desarrollar como personas".
Los menores inmigrantes que se encuentran en la Región sin la tutela de un adulto constituyen un colectivo extremadamente vulnerable que ha experimentado un aumento constante en los últimos 10 años. La gran mayoría vivía con su familia nuclear en el país de origen, y los residentes en la Comunidad no han sido niños de la calle en su país.
En el perfil de estos adolescentes el 90 por ciento procede de Marruecos. Son jóvenes cuyas familias disponen de pocos medios de subsistencia, razón por la dejan la escuela para buscar trabajo, y al no lograrlo se afianza la idea de emigrar.
La consejera explicó que "la mayoría de ellos presentan carencias de escolarización y de formación laboral. Su adaptación resulta muy difícil y se encuentran con un mercado laboral cerrado, tanto por cuestiones legales, como por su escasa cualificación. Asimismo, sufren una pérdida absoluta de referentes educativos como consecuencia de su emigración prematura, por lo que encuentran dificultades en su adaptación e integración".