Las Misioneras de la Caridad y la Providencia de Jumilla celebraron el sábado la profesión solemne de una de las religiosas, la hermana Elisabeth. Tras nueve años de discernimiento, en los que ha pasado por aspirantado, postulantado, noviciado y juniorado, hacía sus votos perpetuos de pobreza y castidad.
El Obispo de Cartagena presidió la celebración, en la que habló de la fidelidad y la importancia de la entrega total a Cristo. “Fue una alegría. Me sentía dichosa y daba gracias a Dios por haberme elegido como su esposa”, cuenta emocionada la misionera.
La hermana Elisabeth es natural de Nicaragua. A los 24 años entró como aspirante a las Misioneras de la Caridad y la Providencia, tras una convivencia vocacional a la que fue invitada por las hermanas. Todos estos años le han servido, explica la religiosa, para un profundo discernimiento que “te ayuda a enamorarte más del carisma”. Un carisma, que tal y como ellas profesan en sus votos perpetuos, es con los más pobres y necesitados como víctimas de amor.
A la celebración acudieron un gran número de fieles, religiosas, sacerdotes y familiares de la religiosa.