En esta fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Mujer, es preciso introducir el componente ambiental en la reivindicación de la mejora de los derechos de las mujeres, instando a que abanderen la lucha ecologista como herramienta para mejorar su condición económica y su bienestar, para impulsar su empoderamiento como colectivo y empujarlas a cuestionar también su rol social subordinado.
En este sentido, y dentro de la lucha contra el cambio climático, es imprescindible no solo integrar a las mujeres en los procesos de decisión y organismos responsables de repartir la financiación, sino que los fondos destinados a la adaptación y mitigación de las consecuencias del cambio climático tengan en cuenta la perspectiva de género. La participación de las mujeres es clave para abordar con éxito la estrategia global contra cambio climático.
Desde el prisma del ecofeminismo, en EQUO RM hacemos propias las propuestas de la Red EQUO de Mujeres, al plantearnos nuevos modelos de libertad basados en un pensamiento ético que reconcilie a la humanidad con la naturaleza. El ecofeminismo propone un nuevo contrato social en el que se asegure los derechos y el bienestar de las personas respetando los límites físicos del planeta y en el que las mujeres disfruten de igualdad real, superando el papel de subordinación que el patriarcado y el capitalismo les ha asignado.
No podemos construir imágenes alternativas a la crisis ecológica y a la crisis de consumo sin partir de planteamientos subversivos y críticos con los modelos económicos, políticos y sociales imperantes actualmente. Los conflictos ecológicos y su profundo impacto social, hasta el extremo de hacer peligrar la supervivencia de nuestra especie, son fruto de un modelo de desarrollo concreto, el capitalista, que ancla sus raíces más profundas en su eterno aliado: el heteropatriarcado. El heteropatriarcado, modelo milenario de dominación social y cultural que justifica el rol de dominación del hombre sobre la mujer, es un sistema social que se ha revelado como ecológicamente insostenible. Mujeres y naturaleza soportan la misma condición de exclusión y dominación y es nuestra obligación ofrecer una nueva interlocución con el mundo partiendo de la liberación femenina, la superación de los roles de género y la lucha por la igualdad efectiva.
Desde esta perspectiva el ecofeminismo se erige hoy como una lucha que trasciende la justicia social para representar el futuro viable de nuestra sociedad. Una sociedad en la que ecologismo y feminismo deben aliarse para asegurar los derechos de las personas (de todas las personas) dentro de los límites físicos del planeta.