La distribución de los usuarios se hizo conforme a sus necesidades y capacidades entre seis centros de Día, cuatro residencias y dos grupos de viviendas tuteladas
La consejera de Sanidad y Política Social, Catalina Lorenzo, aseguró hoy en Cartagena que los usuarios del Centro Ocupacional de Espinardo, que cesó su actividad en septiembre de 2013, "se han adaptado perfectamente a sus nuevos centros y espacios", en los que desarrollan sus actividades con total normalidad.
Lorenzo, que compareció ante el Pleno de la Asamblea Regional para explicar el proceso de reubicación de los usuarios y la situación actual en la que se encuentran transcurrido un año desde que el centro cesó su actividad, remarcó que "todo se realizó de manera planificada, garantizando y protegiendo el interés, bienestar y mejor atención de todos los usuarios".
Asimismo, recordó que el de Espinardo fue un complejo social que históricamente reunía a enfermos mentales, mayores dependientes y personas con discapacidad a los que, poco a poco, la Comunidad ha ido desalojando porque el conjunto de edificios, que datan de la década de los 60-70, no reunía las condiciones adecuadas para la prestación de los servicios que se ofertan actualmente en este tipo de centros.
En 2008 se inició el traslado de enfermos mentales y personas mayores a otras plazas públicas "y ahora culminamos el proceso con el traslado de las personas con discapacidad del Centro Ocupacional, que presentaba importantes deficiencias, tanto estructurales como funcionales".
La consejera aseveró que hay informes que certifican no sólo la idoneidad de abandonar el edificio, sino otros que hablan de la conveniencia de redistribuir a la población atendida "porque en él convivían personas con necesidades muy heterogéneas, que podían recibir una mejor atención en otros servicios del Instituto Murciano de Acción Social.
Distribución de usuarios
En el Centro Ocupacional de Espinardo había 100 personas con discapacidad, de los que 72 eran usuarias de Centro de Día y 28 del servicio residencial. Para su distribución se siguieron criterios de proximidad a sus domicilios, sus características y niveles de autonomía, afinidad entre compañeros y relaciones afectivas y de apoyo, así como los talleres en los que venían participando.
De esta forma, se acordó, de común acuerdo con las familias, con las que se mantuvieron hasta nueve reuniones entre los meses de junio y julio de 2013, que 30 usuarios se incorporarían al centro de día de la asociación Aspapros; 27 usuarios al centro de Astrapace; 10 al centro de día Reina Sofía de Fortuna, uno al centro de día de Archena, otro al Centro Ocupacional de El Palmar y otro al de la asociación Astrade.
En servicios residenciales fueron reubicados 16 usuarios en la residencia Reina Sofía de Fortuna, uno en la residencia de Afapade, dos en la residencia de enfermos mentales crónicos Luis Valenciano y uno, por ser mayor de 65 años, en la residencia de mayores Obispo Azagra.
Asimismo, 10 usuarios, por su perfil de retardo mental ligero y su nivel de autonomía, fueron reubicados en las viviendas tuteladas ALFA, de los municipios de Ceutí y Lorquí, lo que "ha supuesto un gran avance en su atención, ya que han pasado de un recursos asistencial a un recursos integrados, ubicado en centro urbano con equipamiento y servicios comunitarios".
Mejora en la atención
Catalina Lorenzo aseguró que los usuarios "están mejor que estaban, en instalaciones y servicios más modernos, capaces y adaptados a sus necesidades", y aprovechó para agradecer el trabajo que los profesionales del IMAS y del propio centro realizaron para el proceso de asignación de las nuevas plazas, así como a las familias que acompañaron a los usuarios en el período de cambio y adaptación a los nuevos centros.
Del mismo modo, subrayó el trabajo que realizaron en los centros receptores por adaptarse, sobre todo en los talleres ocupacionales, a las preferencias y trabajos que ya venían desarrollando en Espinardo los usuarios.
Personal del centro
Por otra parte, la consejera detalló el proceso por el cual se abordó la situación laboral de todos los profesionales que trabajaban en el centro y que se desarrolló conforme a los criterios de la Dirección General de Función Pública. Así, fueron reubicados en otros puestos, en virtud de las preferencias de los trabajadores y categoría profesionales, y cesados en sus funciones quienes tenían contrato de interinos.
Lorenzo manifestó que cesar la actividad del Centro Ocupacional de Espinardo "no fue una decisión fácil para la Consejería de Sanidad y Política Social", entre otros motivos porque este centro "constituye una parte importante de la historia de la atención social en la Región de Murcia".
No obstante, reafirmó que "el sentimiento y la nostalgia no podían ensombrecer una realidad clara y técnicamente justificada, y es que el centro no reunía las condiciones para seguir prestando un servicio de calidad a sus usuarios, acorde a la atención a personas con discapacidad del siglo XXI".