Si analizamos los grupos que han tenido incidencia en el IPC negativo, en opinión de CCOO, hay que llegar a las siguientes conclusiones aunque a muchos no les guste.
La situación de precariedad laboral, de aumento del paro, de bajada en las cotizaciones a la Seguridad Social, el aumento de familias sin ningún tipo de ingresos, la reducción de ingresos para los activos como consecuencia de la reducción de jornada y de salarios, el parón en la negociación colectiva que lleva a la congelación salarial, el aumento en la economía sumergida y en definitiva, la inseguridad de futuro que tiene la sociedad española y especialmente, la murciana, hace que se reduzca el consumo.
En unos casos, por precaución del futuro y en otros, por falta de ingresos, para poder consumir. Y esta última parte, lo demuestran, los productos que más han bajado que son: patatas y sus preparados, prendas de vestir de mujer, prendas de vestir de niño, complementos y reparaciones de prendas de vestir, calzado de hombre, mujer y niño, textiles y accesorios para el hogar, comunicaciones, ocio y cultura, es decir, aquellos productos que consumen la mayoría de la sociedad, que son los que más poder de compra están perdiendo. Esto, no sólo nos lleva a la deflación sino que nos lleva al aumento de una franja de población, cada vez, con menos poder de compra.
Si a continuación analizamos los productos que han tenido una repercusión positiva en el IPC, es necesario hacer una reflexión profunda si se puede estar haciendo una franja que separa cada vez más a los que tienen poder de compra de los que no la tienen.
Para CCOO es fundamental y urgente que se entre en la línea que están marcando las propuestas de los sindicatos a nivel estatal, es decir, aumento de la cobertura de prestaciones sociales a las partes más débiles (parados de larga duración, jóvenes en desempleo), aumento de la estabilidad en el empleo para generar una mayor seguridad jurídica, aumento de la inversión con exigencia a las entidades financieras para un mayor compromiso. En definitiva, un cambio de modelo económico que nos lleve a la recuperación, al crecimiento del empleo, a la estabilidad y a un aumento de la productividad.