La iglesia del monasterio de las Madres Dominicas (Las Anas) de Murcia se quedó pequeña ayer para albergar a quienes acudieron al concierto convocado por la Pastoral Vocacional con motivo del inicio de la Campaña del Seminario 2014. Más de 500 personas, llegadas desde todos los rincones de la Diócesis, acudieron a este concierto en el que participaron seis sacerdotes diocesanos que interpretaron canciones propias u otras que han influido en su vocación sacerdotal. Seis sacerdotes de diferentes edades: el mayor tiene 61 años y el más joven 24; con diferentes experiencias de fe y estilos musicales; aunque para los seis el pilar de sus vidas es Dios y también para los seis la música ha sido siempre un vehículo de evangelización.
Diego, Kini, Samuel, Salva Rock, Kenneth y Manolo Verdú cantaron anoche “La alegría de anunciar el Evangelio”, el lema de esta campaña vocacional que presentó el rector del Seminario Mayor de San Fulgencio, D. Sebastián Chico, destacando que esta alegría viene de conocer a Cristo, pero que a la vez implica un compromiso. El rector agradeció además el trabajo realizado por todos los que han colaborado en este proyecto, sobre todo el del director del concierto, Javi Marín.
Pasadas las 21:00 horas comenzaba la música con el primer protagonista de la noche, Diego Gil, párroco de Nuestra Señora de la Asunción de las Torres de Cotillas. Diego habló de su vocación y su pasión por la música y contó que ya en el seminario compuso varias canciones. “La música es armonía y un cristiano tiene que vivir en armonía con Dios”, explicó, además de animar a los presentes a dejar que Dios escriba la historia de sus vidas, “no impidas que el Señor te ame sin medida”.
Diego estuvo acompañado por el coro de Nuestra Señora de la Asunción de Alcantarilla y al final de su intervención animó a Manolo Verdú para cantar juntos una canción. Manolo, párroco de San José de Sangonera la Seca y Delegado de Pastoral Juvenil, explicó que ambos coincidieron un año en el seminario y que él le pidió a Diego que compusiera una canción con la frase definitiva que le animó a decidirse a ser sacerdote: “Señor, llévame donde quieras, pero ven tú conmigo” y como resultado quedó la canción que interpretaron juntos, “Siguiendo tus huellas”, y que corearon la mayoría de los presentes.
Manolo Verdú interpretó dos temas que influyeron muchísimo en su vocación sacerdotal y explicó que al comienzo de estar en el seminario creía que no tenía las cualidades suficientes para ser sacerdote, “pero desde la oración, el tú a tú con Dios, me hizo comprender lo que Él quería de mi”. Manolo Verdú estuvo acompañado por tres componentes del musical “La Pasión: Jesús sigue muriendo hoy”, en el que él también participa.
Tras 22 años de ministerio sacerdotal, Kini Ferrando, párroco de San Diego de Cartagena, interpretó dos canciones de su disco “Huellas”, su primer trabajo discográfico que vio la luz en julio del año pasado y en el que aborda distintas situaciones de dolor y sufrimiento a las que se ha tenido que enfrentar durante su sacerdocio. Kini explicó que tiene miedo a morir “con la vida dentro” y que al final de sus días le gustaría decir lo que dijo Jesucristo en la cruz “todo está consumado”.
El sacerdote más veterano fue el que consiguió levantar a los presentes de sus asientos; Salva Rock (Salvador Hernández) es el administrador parroquial de Nuestra Señora del Rosario de Corvera, un sacerdote que ha vivido siempre la alegría de anunciar el Evangelio. Salva Rock contó parte de su historia vocacional y roquera, ya que durante su juventud participó en más de media docena de grupos de rock. Explicó también que fue Mons. Javier Azagra quien le “bautizó” con el nombre de Salva Rock y dedicó sus canciones a los jóvenes que están dudosos, “dejarlo todo por Cristo es lo mejor”.
El pasado 29 de septiembre, Kenneth Iloabuchi cumplió a Dios la promesa de entregarle su vida como sacerdote, desde entonces ejerce su ministerio como vicario parroquial en San Pedro de San Pedro del Pinatar. De origen nigeriano, Kenneth cantó el mayor tiempo en inglés y explicó que al contemplar el don del sacerdocio sólo puede decirle “tres palabras a Dios: gracias, gracias y gracias”. Animó a los jóvenes a no tener miedo a decirle “sí” a Dios.
Acompañando a Kenneth al piano estuvo Samuel Roldán, el sacerdote más joven del presbiterio de la Diócesis de Cartagena y que intervino en último lugar. Samuel explicó que el mejor legado de su familia ha sido la música y la fe, “poner la música al servicio de la fe”. Samuel, que compuso un tema para este concierto, animó a los jóvenes a seguir al Señor que da siempre el ciento por uno.
Antes de concluir el concierto, el Sr. Obispo se dirigió a los presentes, agradeció tantos dones recibidos y resumió en tres frases lo que tiene que ser importante en la vida del cristiano: “tenemos que ser conscientes de que el Señor es el centro de nuestra vida; amarlo por encima de todas las cosas; y tenemos que estar arraigados a Cristo, firmes en la fe”. Mons. Lorca Planes pidió a los presentes que rezaran por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada, al matrimonio, por los seminaristas, los sacerdotes y la Iglesia de Cartagena.
El concierto finalizó con la interpretación del tema “No tengo miedo” que hicieron al unísono los seis sacerdotes, acompañados en todo momento por la Orquesta Diocesana; los seminaristas también se unieron para cantar “no tengo miedo a la libertad, no tengo miedo, Señor de la vida, me quiero entregar”.