La empresa murciana Tenaga Ingenieros ha realizado un estudio monetizando el ahorro energético y demostrando cómo la eficiencia energética puede ser la mejor aliada ante las imparables subidas del consumo eléctrico.
Una vivienda mejor adaptada energéticamente permite a su inquilino ahorrar entre 1000 y 2.500 euros al año, según la estimación realizada por la empresa Tenaga Ingenieros, afincada en el vivero de empresas del Centro de Iniciativas Municipales de Murcia, CIMM.
En palabras de Rafael Martínez, Ingeniero en Tenaga Ingenieros, para el gran público aún no es conocido el importante ahorro que supone para los bolsillos elegir un hogar con una etiqueta de certificación energética B o C, en vez de G.
Martínez recuerda que la obtención obligatoria de la etiqueta energética para edificios en el alquiler o venta entró en vigor en 2013, sin embargo, mientras que para los electrodomésticos o productos como bombillas o televisores el coste de la misma recae en los fabricantes, en el caso de la vivienda recae en los propietarios. ¿Por qué? ¿Quizá no interesa competir por la eficiencia energética? La mayoría de los consumidores se sorprenderían de los resultados de la comparativa de ahorro de energía que los ingenieros de Tenaga Ingenieros han realizado.
Según esa comparativa de precios, una vivienda en Murcia de unos 100 metros cuadrados con una calificación G y que mantuviese siempre las condiciones de confort tendría un consumo anual aproximado de 15.184 kWh de electricidad lo que equivale a unos 2.521 €/año con impuestos incluidos (Impuesto de electricidad e IVA).
Si se realiza la misma simulación en una vivienda que tenga una buena calificación, una C por ejemplo serían unos 6300 kWh/año lo que equivale a unos 1.045 €/año y si nos vamos a una calificación excelente, una A estamos hablando de 1.250 kWh/año lo que equivale a unos 207 €/año.
Esto quiere decir que la diferencia entre la misma vivienda con calificación G o C es de 1.497 euros al año, casi 125 euros mensuales, una cantidad que repercute y mucho en el bolsillo de las familias. En el caso de la diferencia entre esa misma vivienda calificada con G o con A, el ahorro en capital se dispara hasta los 2.314 euros/año, lo que supone un ahorro de casi 200 euros mensuales.
Se ha avanzado mucho en el tema del ahorro energético y la concienciación de fabricantes y usuarios, por ejemplo con sectores como el de los electrodomésticos o la automoción. Es más, hoy en día el consumidor está acostumbrado a ver la etiqueta energética en todos los electrodomésticos: lavadoras, lavavajillas, secadoras, frigoríficos, o por ejemplo, se podría consultar cuál es el gasto energético o de consumo de un vehículo sin que nadie se extrañase.
En el caso de los locales o viviendas, explica Martínez, esta etiqueta no ha sido tan bien recibida como se esperaba, ya que, poniendo de ejemplo el sector de los electrodomésticos, la creación y popularización de la etiqueta ha llevado a que prácticamente ya no se fabrican aparatos inferiores a la clase B en consumo energético. Entonces, se pregunta Rafael Martínez, -¿Por qué no invierten más los propietarios de inmuebles en mejorar la calificación energética de sus viviendas, ya sea para su propio beneficio o para promocionar mejor su venta o alquiler?-.
Es un asunto complicado, concluye el CEO de Tenaga Ingenieros, -. "No parece tratarse de un asunto de dinero, ya que una certificación energética puede costar de media unos 200 euros, sino más bien una cuestión de cambio de paradigmas y de mentalidades, tal y como ha sucedido en otros sectores como el de la automoción o los electrodomésticos que sí apuestan por promocionar sus productos en función de su bajo consumo"-.