"El liderazgo no es caer bien, ni mandar, ni ser eficaz; es todo eso y, además, desarrollar personas y clientes". Así lo ha asegurado Guido Stein, presidente ejecutivo de Eunsa y Eiunsa y profesor del IESE en dirección de las personas en las organizaciones, durante la jornada organizada por la Asociación de Directivos de la Región (Adimur).

Stein ha afirmado que el liderazgo no es algo esotérico o un conjunto de comportamientos propios de unos pocos e inaccesible a la mayoría, el liderazgo es hacer rendir, multiplicar el esfuerzo. Según él, el líder se hace con esfuerzo y dedicación, y hay características personales que ayudan, como son la capacidad de comunicación… Pero desde su punto de vista, nunca ha habido un exceso de oferta en líderes. "Hay gente normal que desarrollan algunas de las características y despuntan, depende del esfuerzo y capacidad de superarse, pero muchos de ellos no son verdaderos líderes y terminan fracasando", ha señalado.

Para Stein lo que distingue a un líder en los momentos actuales es que "la habilidad de liderazgo (una variable que determina la eficacia personal de un líder), otorga altura a la variable de dedicación personal; sin la primera, la excelencia en la segunda no tiene el impacto que podría llegar a alcanzar", ha aseverado.

Durante su intervención ha descrito cuatro niveles de liderazgo: el que es nombrado como tal (el título de jefe le legitima en una organización para dar órdenes y que éstas sean, en principio, obedecidas); el que tiene seguidores dispuestos a esfuerzos adicionales de los puramente formales, porque además les cae bien; un tercero que asocia liderazgo y resultados; y un cuarto, que es el líder que logra ver más allá de la cuenta de resultados y su línea de beneficios, y que se preocupa por añadir valor simultáneamente a la empresa y a sus miembros, de los que recibirá algo más que un buen clima: lealtad.

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