El convenio también contempla programas de formación específica y continua de los profesionales en situaciones de emergencia
El consejero de Presidencia, Manuel Campos, y la decana del Ilustre Colegio de Psicólogos de la Región de Murcia, María José Catalán, rubricaron hoy un convenio de marco de colaboración que permitirá planificar y desarrollar programas de actuación conjunta con el objetivo de cubrir la asistencia psicológica a personas afectadas por situaciones de emergencias y catástrofes.
Campos subrayó que el objetivo principal es "proteger a los afectados en una situación de elevado impacto emocional como consecuencia de una emergencia o catástrofe", y para ello hay que "garantizar una atención y asistencia psicológica inmediata y especializada para minimizar el impacto y las posibilidades de padecer alteraciones o secuelas psicológicas".
El titular de la Consejería de Presidencia resaltó que "la afectación de la estructura psicológica, emocional y de comportamiento del hombre ante estos impactos de alta envergadura, hace ineludible e imprescindible la intervención psicológica", siendo necesario "mantener y reforzar el servicio de protección y ayuda psicológica a víctimas, familiares, intervinientes y otros afectados en el supuesto de desastres y catástrofe".
El convenio, con una duración de dos años, contribuirá a la elaboración de manuales de intervención y procedimientos de actuación en situaciones de desastre o catástrofe para optimizar la acción de los diferentes profesionales y entidades en este tipo de acontecimientos, procurando, en todo momento, que sean considerados y previstos los efectos y reacciones psicológicas adversas que se provocan en las víctimas, familiares, allegados y población en general.
Formación específica y continua
Las características de la psicología de emergencias hacen necesaria una formación específica y continua, tanto para los profesionales de emergencias como para los profesionales de psicología que intervienen en este tipo de sucesos.
En virtud de este convenio, se realizarán programas de formación y perfeccionamiento de los profesionales en situaciones de emergencia y catástrofes. La formación estará relacionada con los procedimientos de actuación psicológica de emergencia y la intervención en crisis, teniendo en cuenta los efectos y reacciones psicológicas adversas que se provocan en las víctimas, familiares, amigos, allegados y población en general en sucesos traumáticos e inesperados.
Con esta formación, los profesionales de emergencias y de psicología adoptarán estrategias y habilidades que les permitirán realizar tareas de evaluación, psicoeducación y prevención en el lugar del suceso y en los minutos u horas posteriores de la emergencia, así como facilitar a los afectados un adecuado enfrentamiento ante situaciones potencialmente generadoras de estrés por su alto contenido emocional.
Igualmente, se fomentarán el desarrollo de programas preventivos, dirigidos a los miembros de las Administraciones intervinientes, con la finalidad de crear hábitos de comportamientos y actitudes con los ciudadanos que se encuentren en situaciones de emergencias.
Los hábitos consistirán en ayudar a los afectados a amortiguar el impacto psicológico tras lo sucedido y prevenir la retraumatización, cubrir las necesidades básicas, ofrecer información en todo momento sobre las actuaciones que se estaban realizando, reducir niveles elevados de ansiedad, preparar al ciudadano en los casos de comunicación de malas noticias e inicio de duelo, y dar apoyo psicológico a familiares en reconocimiento de objetos o cadáveres, así como todas aquellas acciones encaminadas a proporcionar estabilidad y paliar el proceso de dolor.