Los técnicos del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle, dependiente de la Consejería de Presidencia, a través de la Dirección General de Medio Ambiente, liberaron recientemente cinco ejemplares de buitre leonado (Gyps fulvus) recuperados en las instalaciones del centro, tras marcarlos con anillas metálicas para realizar el correspondiente seguimiento.
La suelta de estos cinco ejemplares, pertenecientes a una especie catalogada de interés especial, se realizó desde el muladar de la Sierra de Mojantes, espacio situado en Caravaca de la Cruz que cuenta con la figura de protección de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA).
Los buitres leonados fueron encontrados por particulares en los municipios de Lorca, Molino Derribado (Cartagena), Murcia, Pastrana (Mazarrón) y Somogil (Moratalla), quienes contactaron con organismos y autoridades para su recogida por los técnicos del centro, donde ingresaron entre octubre y noviembre del pasado año.
De estos cinco casos, el más llamativo por su localización fue la recogida de un ejemplar enganchado a unos cables de telefonía en la carretera a Pulpí a su paso por el término municipal de Lorca, y de otro buitre leonado localizado en la terraza de un inmueble de 15 plantas de altura situado en la Avenida de La Libertad, en pleno centro urbano de Murcia.
Los cinco ejemplares presentaban un cuadro clínico muy similar de desnutrición, deshidratación y agotamiento, con signos evidentes de cansancio y fatiga, sin poder batir las alas y elevar el vuelo. Por tanto, un tratamiento de soporte hídrico y vitamínico, una alimentación basada en carne y la estancia en un voladero de amplias dimensiones para realizar pequeños vuelos, ha devuelto la buena condición física a los animales.
Sus características
El buitre leonado es una rapaz diurna y carroñera de gran tamaño que puede alcanzar una longitud de hasta 110 centímetros y una envergadura de 250 a 280 centímetros. Frecuenta áreas montañosas donde poder nidificar en los calizos.
La principal causa de ingreso de estos ejemplares es la desnutrición y el agotamiento a consecuencia de su corta edad e inexperiencia para salvar con éxito los largos vuelos que realiza la especie durante las migraciones y en busca de alimento.
A causa de esta debilidad y su vuelo irregular, suelen sufrir accidentes de diversa consideración que agravan su estado, tales como colisiones con infraestructuras y vehículos, lo que les provoca fracturas, heridas por enganches en vallas o fuertes contusiones que afectan a órganos internos.
El otoño es el período en el que más avisos referentes a esta especie se reciben en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle, con numerosas llamadas de particulares que las avistan en los tejados y terrazas de casas, naves industriales y arcenes de las carreteras. En la mayoría de los casos, son animales que paran para descansar y se marchan unas horas o varios días después.