La Federación de Cooperativas Agrarias de la Región de Murcia (Fecoam) ha enviado sendas cartas al delegado del Gobierno en Murcia, Rafael González Tovar, y al consejero de Agricultura y Agua, Antonio Cerdá, en las que les solicita que se reduzca este año la carga impositiva sobre los pequeños y medianos agricultores por todos los perjuicios que causó la crisis de la 'E. coli'.
La organización pide a ambos que realicen las gestiones necesarias para conseguir una reducción importante de los índices de rendimiento neto aplicables en el método de estimación objetiva del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) para todas las actividades agrícolas y ganaderas.
Fecoam argumenta que el sector agrícola y ganadero regional está sufriendo una situación dramática por los precios obtenidos en el mercado. Las exigencias de la gran distribución y la presión bajista de los precios están haciendo insostenible la continuidad de muchos agricultores y ganaderos.
Durante la campaña de hortalizas de invierno y de cítricos no se consiguió que los ingresos de las explotaciones compensaran los gastos, obteniéndose resultados negativos. Además, la campaña de frutas y hortalizas de este verano ha sido desastrosa como consecuencia de la crisis alimentaria alemana, que afectó a fruta de hueso como melocotón, nectarina, paraguayos, ciruela y albaricoque; fruta de pepita como pera y manzana, así como a todas las hortalizas (melón, sandía, pimiento, calabacín, bróculi, etc).
La parada de la comercialización de productos hortofrutícolas a partir de la crisis causó la destrucción de una gran parte de la producción, además de una caída de los precios de venta, que los hizo ruinosos para los productores.
En lo que respecta al sector ganadero, Fecoam señala que la subida de los precios de los cereales mantienen los costes de producción en unos niveles insostenibles, lo que no permite obtener rentabilidad en ningún producto ganadero. Además, las perspectivas no prevén que vayan a bajar a corto plazo.
La organización califica la pasada campaña como la más desastrosa de las últimas décadas, que pone en peligro la sostenibilidad de miles de explotaciones agrícolas y ganaderas, así como los puestos de trabajo que generan, en un momento en el que el sector agrario es el principal estimulador de las economías locales y regionales.