El director general de Industria Agroalimentaria y Capacitación Agraria, Ángel García Lidón, afirmó hoy que la Consejería de Agricultura y Agua "continuará trabajando en la búsqueda de soluciones a los problemas fitosanitarios del cultivo del tomate en la Región, pese a la retirada unilateral de las ayudas para esta campaña por parte del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino".
En este sentido, García Lidón apuntó que las actuaciones llevadas a cabo en la Región siempre han estado enmarcadas "en programas experimentales, y nunca se han empleado como excusa para dotar al sector de una ayuda encubierta, como ha ocurrido en otras comunidades autónomas".
El director general se reunió recientemente con los técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal para evaluar la situación fitosanitaria del cultivo de tomate en la Región. En el encuentro se puso de manifiesto que el principal problema fitopatológico sigue siendo la polilla del tomate (Tuta absoluta).
Sin embargo, señaló García Lidón, los niveles de las poblaciones "descienden de forma significativa año tras año desde que la Consejería implantó medidas de control biológico, tecnológico y de carácter estructural en las naves de producción".
La adopción de estas medidas por parte de los cultivadores de tomate, con la introducción de fauna útil, ha elevado el nivel de parasitismo para reducir las poblaciones de esta plaga entre un 60 y un 70 por ciento.
Asimismo, el director general destacó el trabajo "admirable" que han realizado los técnicos de la Consejería para "poner a disposición del sector productor, en un tiempo récord, estrategias de control integral contra esta plaga, cuyos resultados están teniendo repercusión internacional".
Dichas estrategias combinan el empleo de productos fitosanitarios de última generación, de menor impacto sobre la fauna útil, con la suelta de insectos como el mírido Nesidiocoris tenuis, en verano, y de la avispa parasitoide Necremnus, en primavera.
La Consejería también desarrolla otras actuaciones para implantar en semillero estas poblaciones de insectos útiles, de cara a su posterior introducción en los invernaderos de cultivo.
Durante la presente campaña se han llevado a cabo experiencias de confusión sexual contra la polilla del tomate, con buenos resultados. Esto significa, según García Lidón, que "en poco tiempo los agricultores podrán contar de manera comercial con una nueva herramienta que posibilite un control más efectivo de la plaga".