Los cubanos Omara Portuondo y Chucho Valdés estrenan en el festival La Mar de Músicas el trabajo que los ha reunido de nuevo

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El concierto, martes 12 de julio, será en el Auditorio Parque Torres a las 22:30 horas

Los cubanos Omara Portuondo y Chucho Valdés estrenan en el festival La Mar de Músicas el trabajo que los ha reunido de nuevo

Vuelven Omara Portuondo y Chucho Valdés a La Mar de Músicas, pero ahora lo hacen juntos, y lo hacen para presentar el que será el estreno y único concierto en España de su nuevo disco Omara y Chucho. El concierto será mañana martes 12 de julio, a las 22:30 horas, en el Auditorio Parque Torres. Las entradas cuestan 20 Euros. Unas horas antes, en la plaza del Ayuntamiento será el turno del grupo español Las Migas, con su flamenco fresco y heterodoxo.

Dice Omara que hace mucho tiempo que querían volver a grabar juntos. Ya lo habían hecho en enero de 1997, en los estudios Ojalá de La Habana, con 'Desafíos', un disco financiado por el productor español Manuel Domínguez para su sello Nubenegra. Y lo han vuelto a hacer ahora en 'Omara & Chucho'. La idea de retomar el hilo surgió cuando el pianista acompañó a la cantante en uno de los números de 'Gracias', el último disco de Omara Portuondo, que grabó otro a dúo en Brasil con María Bethânia.

Que Omara Portuondo regrese otra vez a La Mar de Músicas no es una sorpresa sino una promesa: la que le hizo el director del festival a la cantante cubana de que cada nuevo proyecto que grabara lo podría presentar en Cartagena. Promesa cumplida. Y aquí está la mujer cuyas lágrimas, tras cantar 'Silencio' con Ibrahim Ferrer en el Carnegie Hall de Nueva York, inmortalizó Wim Wenders en la película 'Buena Vista Social Club'.

Mulata chancletera, se titula un número de Lecuona y Galarraga, y así gusta de llamarse a sí misma Omara, que debutó en 1948 como bailarina del Tropicana dónde ya trabajaba su hermana mayor Haydée. Omara acababa de cumplir 18 años. Cantaba en reuniones bohemias y la primera vez que se presentó en un programa de radio para aficionados, el locutor la anunció como "Miss Omara Brown, la novia del feeling" porque cantaba en inglés canciones como 'Stormy weather'. En 1950, ya como cantante profesional, entró en el cuarteto de Orlando de la Rosa. Y, dos años más tarde, pasaría a formar parte de un extraordinario conjunto vocal, al estilo de los cuartetos de voces estadounidenses. Lo dirigía la pianista Aida Diestro y lo formaban Elena Burke, Moraima Secada, Haydée y Omara Portuondo. El éxito del Cuarteto D´Aida fue notable en una noche habanera por la que pasaban artistas de la talla de Nat King Cole.

Omara Portuondo y Chucho Valdés se conocen desde los tiempos en que Bebo Valdés dirigía la orquesta de Tropicana. Ya en los años sesenta, cuando Chucho era uno de los fijos de las grabaciones de Egrem, entre los muchos cantantes de la isla a los que tenía que acompañar, estaba Omara. Esa Omara, que como explica el pianista, a veces canta, a veces dice, y con la que comparte en el nuevo disco clásicos del cancionero sentimental como 'Alma mía', 'Esta tarde vi llover' o 'Tú no sospechas'.

Casi dos metros de altura para este gigante del piano que se llama Jesús Valdés. El hijo mayor de Bebo, con quien empezó a los cinco años a aprender los secretos del piano, alumbró hace unos meses 'Chucho´s steps', un disco audaz cuyo título es una referencia al 'Giant steps' de Coltrane. Con guiños a Cole Porter y Gershwin ('Begin to be good') y homenajes a los Marsalis ('New Orleans') y a Joe Zawinul ('Zawinul´s mambo'). Polirritmias afrocubanas para una música tremendamente compleja que el creador de los revolucionarios Irakere lleva años orquestando minuciosamente en su cabeza. Hasta ese momento en que, como dice, ya no piensas, tocas.

Las Migas. Plaza del Ayuntamiento

Las migas son ese plato típico en muchos lugares de España en el que se aprovechan las sobras de pan duro –aunque en la región murciana se hagan con harina- y del que se cuenta que en los territorios cristianos de la península le echaban torreznos de cerdo para distinguirlo de la comida árabe y judía.

En este caso Las Migas son cuatro chicas: Marta Robles, Isabelle Laudenbach, Lisa Bause y Silvia Pérez Cruz. Y su plato es un flamenco dulce y refrescante, heterodoxo, insólito. Podría incluso decirse que lo es sin serlo. Ellas cuentan que se acercan desde las raíces y le suman sonoridades del fado, el tango, la música erudita, las músicas del este de Europa...

Silvia, catalana de Palafrugell, lleva la voz cantante y la acompañan a las guitarras la francesa Isabelle y la sevillana Marta y, al violín, la berlinesa Lisa. Llevan juntas siete años. De Silvia Pérez Cruz ha escrito Esteban Linés en La Vanguardia que "se ha ido forjando un crédito, una fama y un respeto (...) Poseedora de unas cuerdas vocales francamente envidiables (...) Ha nacido una estrella". Y Luís Troquel en El Periódico afirma que "Silvia Pérez Cruz es la voz más excelsa y singular que ha dado Cataluña en lo que llevamos de década (¡como mínimo!)".

En su cuartel general de Barcelona Las Migas se nutren de sus propias composiciones, de la poesía de García Lorca ('El camino de los poetas', 'Fuera de la mar') y de Alberti ('Canto y río'), y de nuevos talentos como los gaditanos Javier Galiana y Antonio Romera 'Chipirón'. En la portada de su primer disco, 'Las reinas del matute', aparecen las cuatro cargando maletas. Lo publicó el año pasado Nuevos Medios, la compañía del recordado Mario Pacheco, y lo produjo Raúl Fernández (Refree). Estuvieron con ellas en el estudio Raúl Rodríguez, el hijo de Martirio, al tres cubano, y Javier Colina con su contrabajo. Cantan y tocan temas tradicionales como 'Los cuatro muleros', 'Los tangos de la Repompa', 'La Tarara' o la copla de Carlos Cano 'María la Portuguesa'. Suenan tangos, alegrías, fandangos de Huelva...

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