Las religiosas y religiosos de la Diócesis de Cartagena celebraron ayer la Jornada Mundial de la Vida Consagrada compartiendo una Eucaristía presidida por el Sr. Obispo Mons. José Manuel Lorca Planes, en la Iglesia Catedral de Murcia. Concelebraron entre otros D. Domingo López, Vicario para la Vida Consagrada y D. Saturnino Vidal, franciscano, Presidente de CONFER.
El lema de esta Jornada fue: Firmes en la fe. Jóvenes consagrados, un reto para el mundo, vinculando este día a la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en el mes de agosto en Madrid y previamente en nuestra Iglesia Diocesana.
Los consagrados y consagradas, acompañados de amigos y colaboradores renovaron la elección de Dios y salieron al encuentro del Señor con la luz de la Fe, la Fuerza de la Esperanza y el fuego del Amor, representado simbólicamente en tres velas presentadas por religiosas de diferentes congregaciones, comprometidas a mantener viva la llama de la fe.
Nuestro Pastor invitó a todos a agradecer al Señor el don de la vida consagrada que el Espíritu ha suscitado en la Iglesia. Les dirigió palabras hermosas de estímulo, agradecimiento y fuerza evangelizadora. Estímulo por lo que son, por pertenecer a Dios y ser signo del seguimiento radical de Cristo, aún cuando puedan aparecer dificultades u obstáculos del mundo exterior o limitaciones. La Iglesia sigue necesitando de su presencia y testimonio. Del mismo modo, agradeció el servicio inestimable que prestan a tantas personas necesitadas de amor y de esperanza, y fuerza evangelizadora, en un mundo que parece no necesitar de Dios. Les impartió su bendición orando especialmente por las vocaciones a la vida consagrada, y para que sea presencia de Cristo con la alegría y la paz en las obras que realizan.
Acabada la homilía, los miembros de los institutos de vida consagrada renovaron su consagración, sus votos, en el seguimiento de Cristo y en la misión de la Iglesia.
Al finalizar el acto religioso, tuvo lugar un tiempo de convivencia, se dirigieron al patio del Palacio Episcopal para compartir un aperitivo fraterno y tener ocasión de intercambiar palabras de gozo y agradecimiento.