La Consejería de Agricultura y Agua liberó este año más de 250 millones de insectos útiles para el control de plagas en cultivos, tanto en invernadero como al aire libre, a través de su programa ‘Murcia Agricultura Limpia’, con un coste de 3,2 millones de euros.
El director general de Modernización de Explotaciones y Capacitación Agraria, Ángel García Lidón, señaló que la Región “es pionera en el empleo de estas nuevas técnicas de control fitosanitario respetuosas con el medio ambiente, que han supuesto un cambio de estrategia y la necesidad de una mayor formación por parte de técnicos y agricultores”.
García Lidón apuntó que las primeras experiencias se desarrollaron en la década de los 90 para el control del Virus del Bronceado y el Virus de la Cuchara en el cultivo del tomate. Posteriormente estos programas “se han ido ampliando y extendiendo por todo el área hortícola de la Comunidad y están obteniendo un merecido reconocimiento internacional”.
La Consejería desarrolla actuaciones en zonas productoras de tomate de Mazarrón, Lorca y Águilas, e incluye al resto de cultivos enclavados en esta zona, con el objetivo de reducir la población de mosca blanca y las virosis transmitidas. La superficie de actuación abarca 5.500 hectáreas, con un coste de dos millones de euros.
En el Valle del Guadalentín Agricultura desarrolla actuaciones en el pimiento de bola y otros cultivos al aire libre, como el brócoli o la lechuga, para el control biológico de las poblaciones de trips y el tratamiento mancomunado de orugas de lepidópteros. La superficie de actuación abarca 1.100 hectáreas, con un coste de 600.000 euros.
En el Campo de Cartagena el control biológico abarca la práctica totalidad del pimiento de invernadero, con actuaciones en 2.300 hectáreas y un coste de 600.000 euros. En esta comarca se han reducido considerablemente los problemas de mosca blanca y de virosis gracias a las sueltas masivas de ‘Eretmocerus mundus’ y otros enemigos naturales, del que se han liberado unos 120 millones de individuos por campaña.
Nuevas plagas
La horticultura desarrollada en el arco mediterráneo se caracteriza por la sucesión de un gran número de patógenos, principalmente insectos y ácaros, propiciados por la bonanza climática, “que ejercen una gran presión sobre nuestros cultivos”, señaló el director general.
Tradicionalmente el control de estas plagas se realizaba con productos fitosanitarios, pero la prohibición del uso de buena parte de los tratamientos químicos establecida por la Unión Europea propició la introducción de las técnicas de control biológico.
García Lidón señaló que la globalización ocasiona la aparición de nuevas plagas, como la ‘Tuta absoluta’, que afecta a las producciones de tomate. En este sentido, destacó “el gran esfuerzo llevado a cabo por los técnicos del Servicio de Sanidad Vegetal y los investigadores del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA), que en un tiempo récord consiguieron poner en marcha estrategias de control integral de esta plaga, transmitiendo a los productores la imprescindible formación y la concienciación necesaria”.
Las medidas de control de la polilla del tomate (Tuta absoluta) se basan en una reducción de las poblaciones de partida antes del inicio del ciclo de cultivo, con la desinfección del suelo mediante solarización, la mejora de los cerramientos de los invernaderos con la instalación de doble puerta y mallas para evitar la entrada de poblaciones desde el exterior, así como el sellado de los desperfectos surgidos en los plásticos. Posteriormente se procede a la suelta de ‘Nesidiocoris tenuis’ para el control biológico de las poblaciones existentes.