Las mareas, aún con amplitudes pequeñas, son las principales responsables de los desniveles entre el Mar Menor y el Mediterráneo, y junto con el viento y las tormentas controlan el flujo en la laguna, según el estudio ‘Balance hídrico de la laguna costera del Mar Menor’, realizado por el Instituto Euromediterráneo del Agua, por encargo de la Fundación Cluster, dependiente de la Consejería de Agricultura y Agua.
Dicho estudio señala que las mareas dan lugar a las corrientes de intercambio. Así, cuando el Mediterráneo está más bajo que el Mar Menor, en la bajamar, se vacía la laguna, y viceversa en la pleamar, en un ciclo que se repite continuamente. Apunta, asimismo, otros factores que influyen en la circulación de la laguna, tales como la presión atmosférica, los vientos y la geometría de los canales de las golas. Por estos canales de conexión se produce un importante flujo diario de entradas y salidas que condicionan la salinidad y equilibra el balance hídrico.
Para el desarrollo del estudio se procedió a la identificación y cuantificación de los distintos elementos que intervienen en el balance hídrico de la laguna costera. Las entradas principales son la lluvia directa sobre el Mar Menor, los aportes superficiales y subterráneos de la cuenca vertiente, los aportes de origen antrópico, y la entrada de agua por los canales de conexión con el Mediterráneo. La salida básica se produce con la evaporación directa del agua de la laguna, que da lugar a la diferencia de salinidad con el Mediterráneo.
El conjunto de análisis realizados supone un primer modelo conceptual de funcionamiento que incorpora todos estos flujos y permite integrarlos de forma coherente. Representa, así mismo, el primer paso para disponer de modelos hidrológicos integrados detallados de este singular espacio, que faciliten un mayor conocimiento científico de la zona, necesario para adoptar las mejores estrategias de planificación sobre la laguna y su entorno.
Biodiversidad de gran valor
El estudio señala que el Mar Menor experimenta un continuo intercambio de materiales y energía que, unido a las bajas profundidades, generan unas condiciones únicas en la laguna que se traducen en gradientes fisicoquímicos y biológicos muy acusados, posibilitando la presencia de una biodiversidad de gran valor, ya sea por su rareza o exclusividad (endemismos), por su nicho ecológico (o papel que desempeña en el ecosistema) o por su importancia para las actividades de explotación humana.
Por otra parte, recuerda que los humedales mediterráneos son, en general, sistemas de alta productividad biológica, dado que permanecen activos durante el verano, cuando el resto del territorio sufre un importante estrés hídrico, también porque acumulan y retienen nutrientes que, finalmente, transforman en biomasa. Su alta capacidad de retención y transformación hace que desempeñen una extraordinaria función como sistemas depuradores de agua, ya que eliminan eficazmente altas concentraciones de nitrógeno y fósforo, previniendo la eutrofización de otros sistemas situados más abajo.
Foto: Vista del Carmolí desde Los Alcázares.