Por Carlos de Torres
Plumelec (Francia), 5 jul. (EFE)- El español Alejandro Valverde, del Caisse D'Epargne, estrenó el maillot amarillo del Tour de Francia al imponerse con autoridad en la primera etapa, disputada entre Brest y Plumelec, de 197,5 kilómetros, por delante del belga Philippe Gilbert y del francés Jerome Pineau.
El campeón de España se exhibió ante sus grandes rivales en una llegada a su medida, con un repecho final de 1,7 kilómetros al 6,3 por ciento de pendiente que rompió el grupo principal en mil pedazos. Confirmó su excelente estado de forma y su condición de favorito con una victoria clara, plena de clase y autoridad.
Valverde llegó con unos metros de ventaja a la meta tras una espectacular aceleración de 400 metros que le permitió remontar al luxemburgués Kin Kirchen, el último que se atrevió a intentar llegar en solitario. El murciano marcó un tiempo de 4h.36.07 y los jueces le dieron un segundo respecto a Gilbert, Pineau, Kirchem y sus más directos rivales, es decir, Riccardo Riccó (Saunier), Cadel Evans (Silence), Franck Schleck (CSC), Carlos Sastre (CSC) y Denis Menchov (Rabobank).
Se metieron entre los diez primeros los españoles Oscar Freire (Rabobank), noveno, y Oscar Pereiro (Caisse D'Epargne), ambos muy atentos cuando se desató la tormenta en las pendientes de Cadoudal.
Un golpe de autoridad de Valverde, quien a sus 28 años firmó su segunda victoria en el Tour, después de la lograda en 2005 ante Armstrong en Courchevel. El vencedor de la Dauphiné y de la Lieja-Bastoña-Lieja, afrontará ahora la primera semana con la tranquilidad de haber aportado un triunfo a su equipo, que trabajó a destajo en la jornada inaugural. Mantener el jersey amarillo será una empresa que no entra en los cálculos del doble subcampeón mundial, quien tiene "su Tour" en la última semana.
"No he podido comenzar mejor el Tour con la victoria de etapa y el maillot amarillo. Me venía muy bien este final, me coloqué bien y pude rematar. El maillot llega demasiado pronto", señaló Valverde vestido de líder.
La etapa cumplió el deseo de la organización de ofrecer espectáculo desde el principio, evitando las tediosas escapadas con final en esprint masivo. Una pequeña cota al final permitió ver a los grandes espadas en duelo de fuerzas, todo un lujo.
Pero hubo escapada, como no. Y la primera de la edición 2008 tuvo tres representantes españoles: David de la Fuente (Saunier), el premio de la combatividad de 2006, Rubén Pérez (Euskaltel) y el veterano Jose Luis Arrieta (Ag2r), que se pegaron a la rueda del francés Lilian Jegou en la primera aceleración apenas tomada la salida en Brest, la ciudad proa de Europa y punto de partida de legendarios aventureros del mar.
A la excursión se unieron los franceses Geoffroy Lequatre (Ag2r), Thomas Voeckler (Bouygues) y Stéphane Augé (Cofidis) y el alemán Bjorn Schroder (Milram). El grupo de ocho corredores sumaron fuerzas para distanciar a un pelotón en el que ningún equipo se decidía a controlar la situación tan temprano.
En la Cota de Ty-Jopic (km 29) el retraso del grupo marcaba más de 8 minutos. Un ritmo elevado, con las fuerzas aún intactas, que permitió cubrir 43 kilómetros en la primera hora de carrera. Enseguida algunos equipos empezaron a mostrar sus intenciones.
El Caisse D'Epargne de Valverde, el Credit Agricole de Hushovd y el Rabobank de Freire se turnaron en cabeza de pelotón hasta estabilizar el retraso en torno a los 4 minutos. La etapa inaugural prometía un final muy goloso para los hombres rápidos. No era día para las concesiones.
El fin de la cabalgada de los ocho valientes tuvo su prolongación con el despegue del cántabro De La Fuente y el francés Jegou, iniciativa infructuosa, ya que fueron neutralizados a 7 kms de meta. Ambos terminaron por claudicar después de 180 kilómetros de fuga.
Un repecho final, la Cota de Cadoudal, de 1700 metros al 6,2 por ciento de desnivel fue el escenario de la esperada batalla por la victoria y el primer maillot amarillo. Nervios y maniobras en un lugar que ha dado prestigio a una localidad de apenas 2.500 habitantes. Algunos se fueron al suelo, como el colombiano Mauricio Soler (Barloworld), como antes lo hizo el español Xavier Florencio (Bouygues).
La traca se encendió con el arranque de Kirchen con la línea a menos de 1000 metros. Valverde apareció con una exhalación en una última curva a la derecha. En plan imparable, nadie le pudo coger la rueda. Mirada atrás y brazos al cielo. La euforia de un estreno idóneo en su cuarto Tour. Una exhibición que de momento aclara quien es el jefe.
Mañana se disputa la segunda etapa, entre Auray y Saint Brieuc, de 164,5 kilómetros, con perfil ondulado y cuatro cotas de cuarta y una de tercera. Un repecho al final puede impedir el esprint. EFE