Dice un viejo refrán que “una buena capa, todo lo tapa”, o sea, que se pueden encubrir muchas faltas con una buena apariencia, pero es común oír en ciertas personas eso de “a mí me importa poco lo que está pasando.

Yo, con tener una buena paga, y que me la suban de vez en cuando....” Opino que pasable y algo triste sería la opción si no fuera porque el porcentaje de los que opinan igual sobrepasa ya lo impensable en la actualidad.

La insensatez y la falta de compromiso se están adueñando de los terrícolas, y a muchos les da igual lo que dicen estos o los otros, los de arriba o los de abajo, los de allí o los de acá...

Se desconocen la historia, los límites territoriales, los símbolos...., y la experiencia de los siglos se ha reducido a la de unas horas, de hoy para mañana.

La ignorancia campea a sus anchas por nuestras sociedades, ostentándose como lema eso de “me da igual ocho que ochenta”.

El futuro se reduce a lo inmediato, a vivir al día, y lo más importante es el dinero, el bienestar, y la salud, claro está...

Y así se predica, se divulga, se ofrece..., pero todo cimentado en las apariencias, que dejan al descubierto una escena teatral sin argumento.

El que esto escribe no es un retrógrado, que quede claro.

Es normal y deseable aspirar a ese bienestar pregonado, aprendido y propagado, pero no todo puede reducirse a esa actitud egoísta, basada en lo material y personal.

Muchas de las personas con esa actitud egoísta se encuentran solas, sin objetivos que desear o cumplir, y son una víctima más de lo que llaman hoy día desestructuración, o mejor quizás una forma teatral y errónea de suponer progresismo, ser progresista para ocultarse bajo la capa de las apariencias.

A lo mejor hay que añadir al refranero otra versión del histórico refrán y decir “una buena paga todo lo tapa”.