Siempre me ha interesado la política municipal, y una de las joyas de la corona de esta política son los Planes de Ordenación Urbanística Municipal (POUM).
Muchos gobiernos municipales, yo estuve en uno en el mandato 1999-2003, se tiran a la piscina para intentar, sí, intentar la aprobación de un nuevo POUM, pero a una piscina sin agua, ya que la aprobación de un nuevo POUM requiere de unos consensos muy difíciles de llevar a cabo.
Lanzo la siguiente reflexión convertida en pregunta : ¿Se creen gobernantes y oposición de un municipio o ciudad que la ciudadanía no sabe la causa por la que no se llega a consensuar un POUM en algunos lugares desde los años ochenta y que es el que aún sigue vigente? Desde las primeras Elecciones Municipales y hasta hoy, un número considerable de gobiernos municipales de todo el territorio nacional han intentado, unos con más interés que otros, y según los intereses económicos particulares y familiares de algunos, llevar a cabo un POUM, y sólo se consiguió en los años ochenta.
Pero... ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué es lo que pasa realmente sobre este digámosle delicado tema para regular urbanísticamente una ciudad? Sencillamente que, en muchos pueblos y ciudades, en el tema del suelo y en lo urbanístico, siguen mandando los poderosos de siempre...
Y muchos ciudadanos siguen preguntándose y exclamando ¡qué es lo que tendrá el POUM!... Pues eso, más que intereses políticos, intereses económicos.