El Gobierno de la nación a principios de este año anunció una reforma del Reglamento de la Ley de Extranjería, con el objetivo de simplificar trámites muy tediosos para la administración, reduciendo la burocracia y mejorar la protección de los derechos de las personas migrantes, sin embargo, a día de hoy dicha aprobación se encuentra estancada.
Según mi opinión, esta reforma es más que necesaria; la actual normativa, con más de 400 páginas, resulta difícil de comprender, pretende simplificar y hacerla más accesible, incorporará medidas para los colectivos más vulnerables, como son los menores migrantes, se crearán nuevas figuras de residencia y de flexibilizar los requisitos para acceder a ellas, con el objetivo de facilitar la incorporación de los migrantes al mercado laboral.
El posible obstáculo para su aprobación, es no contar con el apoyo de todos los grupos parlamentarios, lo que dificulta su aprobación en el Congreso de los Diputados, algunos sectores de la sociedad y políticos temen que esta nueva reforma tenga efecto llamada, que daría lugar a que no existiese una fecha prevista para su aprobación.
Pienso que la reforma de este Reglamento no está sustentada en datos ni en un análisis riguroso de la realidad de ese posible efecto llamada, ¿por qué? Porque se centra en regularizar la situación de inmigrantes que ya están instalados en nuestro país. No se trata de abrir las puertas como bien dicen, a una nueva oleada migratoria, sino de ofrecer un marco legal a estas personas.
De hecho, en esta nueva reforma se exigen requisitos estrictos, que no cualquier persona podría beneficiarse de esta reforma, dentro de estas exigencias se encuentra la de tener un contrato de trabajo, haber cotizado en la seguridad social y no tener antecedentes penales. Ya de por sí, nuestro país es atractivo para los inmigrantes. No hace falta una reforma para que los inmigrantes nos consideren como un destino viable, en definitiva, es una medida necesaria para regularizar a miles de personas que ya están viviendo en nuestro país.
Cabría destacar que esta posible reforma ha sido elogiada por organismos internacionales como la ONU y la OCDE, además de contar con el apoyo de los sindicatos, las organizaciones empresariales y las entidades sociales, por lo tanto, me atrevería a afirmar que esta idea de "efecto llamada", es un mito que no tiene base alguna que lo sostenga, ya que nadie ha podido argumentar esta teoría.
No podemos seguir despreciando la capacidad de gestión de nuestras autoridades en esta materia, ya que cuentan con las herramientas y los recursos necesarios para gestionar el flujo migratorio de manera ordenada y segura, es importante basar el debate migratorio en datos y hechos, y no en mitos y alarmas infundadas. Es esencial dejar de lado los intereses particulares y las ideologías, para ello es necesario basar el debate en datos y hechos objetivos, promover el diálogo y la colaboración entre todos los actores implicados, buscar soluciones creativas e innovadoras que respondan a los actuales retos de la migración, solo así podremos construir una sociedad más justa y cohesionada, estas medidas no solo beneficiarían a los inmigrantes, sino que también contribuirán a fortalecer nuestra economía.
José Antonio Carbonell Buzzian