En este mundo convulso donde procuramos vivir, sin duda, hemos de sacar las mejores ventajas posibles si somos astutos y, las faltas de libertades nos dejan un hueco para razonar y entrar por esa puerta que se ha quedado medio abierta. Los desafíos éticos están a la orden del día y, la Inteligencia Artificial, guste o no, va estando presente en todos los ámbitos de nuestra vida. De todas maneras, atendiendo a que son muchos los que sobre estos temas "ni pinchan ni cortan" procuraremos abrirles hoy un poco más los ojos si se dejan.
Salud, finanzas, educación y tantos otros es posible salten con ésta hacia algunos escalones más, pero no todo es oro lo que reluce y hemos de estar con ojos y oídos muy abiertos. El desarrollo de esta Inteligencia Artificial nos puede trastocar y aunque creamos nos beneficie en lugares muy concretos, por su doble careto, nos podría dejar hechos fosfatina un día de estos.
El desarrollo de la Inteligencia Artificial es muy posible vulnere los derechos sociales, económicos y culturales. La película "Una odisea en el espacio", el asesor del film Stanley Kubrick, dejaría escrito por allá, en el 2001: "una vez que la máquina haya alcanzado el nivel de inteligencia del ser humano, comenzará a educarse a sí misma y, con suerte decidirán mantenernos a los humanos como animales de compañía. Hemos de dejar muy claro que, de ella, al utilizarla, lo podremos hacer como medio para mejorar, no para que nos sustituya a nosotros, tema que por lo que oímos no se está dando.
Por sofisticadas que sean las máquinas, ellas carecen de sentido común, algo propio de los humanos, al tener cuerpo y poseer emociones, lo que nos sitúa en la realidad. No tienen la intencionalidad por la que los humanos damos significado a lo que nos rodea. Se oyen tambores que se aproximan grandes amenazas para el empleo, la paz y la propia vida privada. Ciertos desafíos éticos que plantean estas investigaciones irían en torno a protegernos de ellas respecto a los derechos sociales; cómo proteger la autonomía de las personas frente a las máquinas autómatas; cómo organizar un mundo en que los algoritmos deciden gran parte de nuestras vidas y que quede a salvo nuestra autonomía.
Quizás deberíamos preguntarnos hacia dónde queremos ir, hacia dónde desean llevarnos sin saberlo de antemano, ¿a un mundo sesgado? ¿donde se reproduzcan los sesgos del mundo físico que tenemos, donde no seamos iguales todos los seres humanos y no seamos tratados con equidad? Ante tales desafíos, "necesitamos como nunca, una sociedad cosmopolita, en la que todos los seres humanos deberíamos ponernos de acuerdo". Estar al día sobre estos temas se las trae. Este año, los Reyes Magos, a más de uno nos trajeron libros al respecto y cómo no, estaremos al tanto y con su permiso, también procuraremos advertirles.
Que lleven buenas tractoradas estos días, sabiendo que, entre otras, si no hay cereales, por ejemplo, mas de uno que se olvide de la cerveza. Esto es así. ¡Viva nuestra agricultura y viva nuestra ganadería!
MARIANO GALIÁN TUDELA
