Soledad juvenil: kikimori

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Soledad juvenil: kikimori

Hace pocos días saltaba a los medios de la Región de Murcia que casi un 65% de nuestra juventud llevaba a cuestas el síndrome de la soledad. Todo ello era producto de un estudio concienzudo. Hace unos años pensábamos que era tema de nuestros mayores, pero como se preveía ya es tema de nuestros adolescentes y quede claro que no es para Salud Mental en sus inicios, sino producto del funcionamiento de ese Estado del Bienestar que se nos ha vendido, un bienestar encapsulado de orientaciones mal encaminadas y algo diabólicas.

El "si me llaman no estoy" y el "no estoy para nadie" entre otras, es típico de todos ellos, personas jóvenes, normalmente saludables físicamente que podrían seguir formándose para aspirar a un buen puesto de trabajo, o seguir consolidando su trayectoria, pero están encerrados y no por otros, no: se han encerrado a su gusto albedrio . Ellos mismos. Y son millones. Se les suele llamar los "kikikomori", término japonés que define a las personas que se aíslan voluntariamente por largos períodos para evitar todo contacto con sus semejantes. Tras una serie de encuestas realizadas en varios países de Asia y Europa los jóvenes citaron las dificultades para entablar y desarrollar relaciones personales, la apariencia a los ojos de los demás, la vergüenza de no mostrar su valía y antes o después llegan al estigma del fracaso. ¿No han oído ustedes muchas veces que a base de decirte tal tema negativo en considerables ocasiones terminas por creértelo? ¿No es la indiferencia hacia los otros lo que también puede afectar?

A partir de ese momento, si las AMPAS, la familia o los amigos no han hecho nada al respecto, muy seguro aparecerán las angustias y los sentimientos de soledad y a ello se unirá la condición de aislamiento y trastornos psiquiátricos que portarán seguramente angustias sociales, depresiones, autismos, esquizofrenias y otras. Claramente, tal convencimiento de no valer nada vino por los mismos que creías eran amigos y ellos mismos fueron los que encendieron la mecha para que al final llegaras tú, por tu cuenta, a dichos estados de ánimo.

Con menos rubor que en Asia, sin tanto desengaño por no colmar metas socialmente fijadas, por los "san Benitos colgados para toda la vida", también en Occidente algunos han adoptado esta forma de extrañamiento respecto al mundo y las diferencias entre países europeos no fueron significativas y por lo visto, quien se llevaba la sartén por el mango ha sido Italia. Detrás Francia y España. Se ha oído decir que, así como puede ser difícil sacar de su refugio a algunos crustáceos, la tarea de ir a por nuestros jóvenes para traerlos de vuelta a la calle, al Instituto, a la oficina o al entrenamiento deportivo, puede suponer lidiar con el malhumor de los enclaustrados, que en ocasiones muestran actitudes violentas, particularmente contra sus familiares, o con un cortante "no estoy, no existo".

Demasiados temas del hoy en día están incidiendo en nuestros jóvenes sin ellos buscarlos. Aunque los veamos físicamente bien, a base de gotas diarias de ninguneo hacia ellos, su vulnerabilidad suele ser más frecuente y, al final, lo que se iniciaba con una tontuna ha finalizado con temas de salud mental. Alrededor de un 1,2% de ellos, normalmente, suelen poseerlo gracias a los que por envidia u otras barbaridades desean rematarlo de alguna manera. Corea del Sur, junto a tratamientos, cuando no se han podido cumplir las expectativas también se les ha apoyado en "especies" con ropa, alimentos, material de lectura y estudios, tasas de exámenes, etc, y el estado correrá a cargo de todos los gastos médicos de quienes necesiten cirugías u hospitalización. Así estamos. Como anzuelo no está nada mal. Solo restaría desear que, vista la generosidad de la ayuda prometida, no termine animando a otros a enclaustrarse.

A esta fecha, con nuestra nueva Ministra de Infancia y Juventud, Sira Rego, miedo nos da si caen tales asuntos en sus manos.

Es preciso que nuestra infancia y juventud sea protegida de todas estas barbaridades que nos han traído y siguen viniendo de una sociedad enferma que no sabe ni donde va ni nada por el estilo. Que sepamos, Bruselas, como España y, suponemos que otros muchos países de esta órbita, estos y otros más serios ni saben que existe.

Sea dicho de paso una vez más, mientras que Concejalías de Familia, Juventud y Educación sigan siendo los menos importantes para nuestros Consistorios seguiremos al paso de tortuga, mientras que la fuerza callejera dicte las normas del actuar.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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