Se podría expresar con una escena de la película de Martín Scorsese La invención de Hugo (EEUU, 2011), que nos presenta dos muchachos en el acto de preguntarse sobre el sentido y el sinsentido de la vida: “El mundo entero es una gran máquina”, dicen, en que “todo tiene un propósito”. Por lo tanto, tenemos que estar aquí por alguna razón. Cuando las personas no tienen o pierden su propósito, “están como rotas”, hay que arreglarlas.
Lo que resulta interesante en este diálogo es que los protagonistas se pregunten sobre cuál sería el propósito (sentido) de su vida: lo cual quiere decir que, aunque sepan que existe, sin embargo, tienen que descubrirlo, porque nada (ni nadie) se da un propósito a sí mismo.
Todos estamos llamados a tener una misión, con nuestra integridad de persona y especial esa dimensión noética-espiritual que está incrustada en nuestra mente y corazón; es lo que nos hace humanos.
El sentido no se puede imponer, solo se puede encontrar por la persona que es original, única, libre y responsable como lo eres tú. Nadie te puede decir cual es tu misión, solo tú lo sabes desde tu humanidad. Todo lo demás son imposiciones y límites que no son coincidentes con lo que realmente eres.
La Esperanza en el descubrimiento del Sentido te lleva a la conclusión que, partiendo de tu propia libertad y tu responsabilidad, puedes encontrar ese sentido que te hace superar las dificultades más simples y complicadas que se te puedan presentar en la vida. La libertad te hace libre en la vida donde siempre va acompañada de la responsabilidad “ante que” situación se te presente.
Cuando perdemos el horizonte de nuestro sentido, es cuando nos encontramos “rotos” en la vida, NO por la vida. Cuando elegimos caminos inciertos, nos podemos encontrar en situaciones que nos llevan a nuestra propia destrucción, al hastío de vivir, al cansancio de existir y, es cuando sólo vemos único camino: dejar de existir.
Viktor Frankl nos decía: “No basta con preguntarse por el sentido de la vida, sino que hay que responder a él respondiendo ante la vida misma”, y seguía diciendo: “La Esperanza, entonces, no es ninguna actitud fatalista: requiere, al contrario, toma de responsabilidad”. Quizá tengamos que aprender tanto a preguntar como a responder ante la vida. Somos nosotros los que respondemos a las situaciones inevitables de nuestra vida, y no es ni operativo ni viable preguntarle a la vida; ésta permanece callada, sabiendo que tú mismo tienes las claves de la aceptación y respuesta ante ella.
Hoy nos quieren imponer “caminos de felicidad”, pero, ¿realmente es tu camino? Ninguna persona puede ofrecerte esa vía que te lleve a “tu sentido” y el “para qué” vivir. Nadie está autorizado a inmiscuirse en tu libertad y responsabilidad ante los demás… ante la vida.
Es cierto que estamos rodeados de cientos de hilos de telaraña que nos atenazan, que nos inmovilizan, que nos impiden ser lo que realmente estamos llamados a ser, y ahí está la cuestión: si tu no conoces tu propósito en la vida, ¿quién te la va a manejar? Eres solo tú el/la que llevas el potencial en tu interior para romper con tantos “mandamientos” que te impiden vivir, por eso, creer en la Esperanza es creer en que sólo tú llevas esas herramientas y en esa dimensión humanizada que te indica en todo momento cual es el camino y el disfrute del transcurrir por esa vía que solo tu conoces. Cuando eres libre y responsable, nadie te podrá controlar, y podrás destruir el sinsentido y abrazarte a “tú sentido de vida”.
Miguel Cuartero
Orientador Familiar
Formado en Logoterapia por Asociación Española de Logoterapia – Madrid
Asociación Viktor Frankl Región de Murcia
Correo electrónico: correo@viktorfranklregiondemurcia.org