Cristianos en Europa

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Cristianos en Europa

Ante la radicalización del laicismo en muchos ambientes sociales y políticos europeos los cristianos han tenido que escoger entre dos caminos: dejarse llevar por los nuevos aires, ensimismarse o quejarse frente a ser más auténticos, estar menos asustados, bien informados e incluso manifestarse con argumentos inteligibles y razonables.

Un conocido europarlamentario cristiano de Europa del Este, no hace mucho, me comentaba en Paris cómo en Bruselas, otros eurodiputados le miraban con cara de indiferencia y cierta repulsa como diciéndole "aquí no pintas nada". Mi buen amigo, perteneciente al Movimiento Político Cristiano Europeo (ECPM) se ha quedado más de una vez a cuadro palpando la realidad en la que se vive, como si no tuviese tanto derecho como el resto a estar ofreciendo unos valores que su ciudadanía apostaba hacia Europa y, sin embargo, otros partidos nacionalistas y no nacionalistas europeos, venidos de todos los rincones de nuestro continente, en contra de los principios reales de la UE, vagaban por sus pasillos como los amos del Olimpo.

Sí tenemos claro que los partidarios del laicismo de Rousseau, Voltaire o Maquiavelo, queridos y amados por dirigentes de los estados miembros, partidarios del laicismo radical, intimidan de maneras precisas a todo lo que huela a cristianismo y deseen participan activamente en la vida pública. Murcia y otras provincias españolas no se quedan atrás y de indiferencias, más de uno, algo sabemos. Otros cristianos, con tal de estar en las cúspides del poder, no les extrañe, son capaces de vender su alma al diablo y hacer de su estilo de vida un no se sabe qué. Lo mismo podría decirse del mundo ateo o agnósticos, a los que nadie pediría que desecharan su visión del mundo cuando escriben artículos o se involucran en política. Sí, incluso cuando toman una decisión judicial, están influenciados por sus creencias. Lo más gracioso de todo es cuando te presentan el truco, muy habitual en las élites laicistas europeas, funcionando de forma sencilla: presentan leyes y puntos de vista agnósticos, anticristianas como la posición neutral por excelencia. Ello, en la tradición judía de Viena se llama "chutzpah", es decir, desvergüenza.

No es posible resignarse a que el mundo cristiano aparezcamos siempre como victimarios y nunca como víctimas en el cine y el teatro, libros escolares, novelas o no ser invitados a una rueda de prensa o coloquio televisivo, ello forma parte de lo políticamente correcto. Más aún, los medios de comunicación anulan por completo a todo aquello que huela a esta flor de almendro. Las políticas de identidad, la educación sexual en España, la discriminación, parece como si todos los adultos hubiesen abandonado la sala de estar, tanto en Europa Occidental y la del Norte. Liberales británicos al ver lo que está sucediendo en España muestran sus grandes malestares tanto por lo que pasa como por la inacción de la ciudadanía española.

Joseph Weiler, judío y de buena pluma, escribiría en su momento sobre un doble gueto para los cristianos fieles a Europa. Uno en el que se vieron forzados por la intimidación, la presión política o incluso el recorte de ciertos derechos como la libertad de conciencia. El otro gueto sería el que muchos cristianos se habrían colocado v

Voluntariamente porque se necesitaría mucho valor, energía y esperanza para permanecer en el lugar asignado, incluso en el lugar principal del discurso social.

A fecha de hoy, los cristianos de Europa deberían abandonar la posición de una supuesta mayoría enojada y convertirse en una minoría creativa. Como faros de la sociedad, también podríamos conseguir que la mayoría silenciosa hablase y actuase. O al menos dar algo así como un testimonio de esperanza para la siguiente generación y crear las bases para un nuevo inicio. De ellos depende.

De cara a las elecciones europeas del 9 de junio de 2024, aquellos que lo tengan claro, no lo duden, busquen por diestro y siniestro "Humanismo Cristiano", ellos son los tuyos, tu marca.

MARIANO GALIÁN TUDELA

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