Qué se puede expresar en un artículo que ya no se haya dicho en miles de ellos, antes que este de Aleixandre y de Lorca, en libros, conversaciones, diálogos, congresos, documentales.
¿Qué nos dice la poesía, poetos y poetas, poetisos y poetisas, qué nos dicen, en esa hibridación entre poesía y vida, los retores de la palabra, qué podemos indicar de ellos y ellas que atraviesan la historia, con sus brazos y piernas engarzados a los muros del tiempo? ¿Y, que como a todos les abren las carnes, les cierran los ojos, les relatan narraciones de los yoes en los tus, y de los tus en los yoes…?
Toda vida es una mezcla de sufrimiento y alegría, de tragedia y de comedia, de uno mismo y de otros. Los otros que dan sosiego y dan tristeza, tú, que ofreces a los otros descansos y penas. Así es el vivir. Frente al futuro, siempre nos confrontamos con las armas del presente y del presente-pasado que no es lo mismo que el pasado.. No conocemos, totalmente, ni el presente, ni el pasado, ni el futuro. Pero tenemos que vivir en los tres mundos. Tomamos decisiones teniendo en cuenta, ambas realidades temporales, y, de alguna forma en todas estamos, y, en ninguna totalmente estamos. Somos porque estamos, estamos porque somos. Somos un enigma y un misterio…
En un artículo firmado por Vicente Aleixandre, publicado en el Mono Azul, con fecha del 10 de junio de 1937, titulado Federico… en el cual, el ya casi maestro de la poesía, Aleixandre, homenajea y siente nostalgia de FGL, Federico García Lorca. En estas fechas ya once meses, casi un año, en el que dos bandos no llegaron a ningún acuerdo, que no tuvieron la inteligencia y la voluntad, de no radicalizarse, metió en ese cocido de dolor y sangre y muertes, a millones de personas, en todas sus formas y maneras –unos, en los frentes, otros en las retaguardias, otros en sus casas, otros en los cementerios, otros, en campos de prisioneros o de trabajo o de concentración, otros exiliados…-. Todos pasando hambre, hambre de pan y hambre de paz, hambre de esperanza, hambre de sosiego… Todos rompiéndose la columna vertebral del sentido común y de la paz…
Recuerdo este artículo-columna-comentario-crónica-épica-elegía en ochocientas palabras de Aleixandre, para recordarles a mis coetáneos y presentes, -aunque sé, que no pasarán de diez personas los que relean esta compañía de hormigas de y con palabras-, que aprendamos del pasado, que no llevemos las líneas más allá de un límite, que las dos grandes fuerzas, se pongan de acuerdo, que no vayan hacia un lado o hacia otro, que aprendamos del pasado…
Cien años, durarían las inquinas y rencores y maledicencias y… parece ser que expresó Pío Baroja, al empezar la guerra. Pío Baroja, que se le ningunea, por un lado está en los libros y manuales, y, por otro, por ser una prosa realista, con defectos como todas, -sean realistas o imaginarias o surrealistas o gongorianas, todas tienen defectos-. Pío Baroja, uno de los cúlmenes de la naturaleza literaria. Con su cabezonería y su testarudez, según indican, con su forma de pensar y de evolucionar su pensamiento acertó en este pronostico, “cien años han durado las inquinas…”.
Ahora que ya estamos llegando al siglo de esa contienda, aprendamos y aprehendamos, negociemos, no pidan unos mucho, y, otros no puedan soportarlo. No den unos mucho, que otros, no puedan asimilarlo. La paz y la Paz es el gran valor sociopolítico y de los hombres y de las mujeres y de los tiempos y de las eras. La paz, pido de rodillas la paz, a los seis o siete grupos sociopolíticos con siglas, de tipo nacional, a los cinco o seis grupos sociopolíticos con siglas regionalistas. Pido a todos paz. Si viviesen Aleixandre y Lorca y tantos otros, creo que también les pedirían de rodillas a los poderes del hoy, a las figuras que representan los poderes de hoy –políticos, económicos, sociales, culturales, religiosos, ideológicos…-, les pedirían de rodillas como yo, la paz y la paz y la paz… Pido que pacten, que todavía tenemos tiempo y es tiempo de los pactos en paz y de paz en los pactos…
Alabemos de verdad a los profetas Antiguo Testamento, entendiendo su espíritu, y, el espíritu de sus palabras. Alabemos de verdad a los poetas y filósofos y pensadores y científicos del pasado, que atravesaron los arados de nuestra tierra. No volvamos a repetir los acontecimientos del pasado. No llevemos las situaciones sociopolíticas a los radicalismos, no lleguemos a romper las puertas. Pacten, pero pacten con sosiego y tranquilidad y susurros, pacten pequeñas cosas y pequeños cambios. No quieran pactar grandes pasos. Pequeños pasos, que todos los puedan asumir, poco a poco. Y, dentro de unos lustros, si es necesario pacten otros cambios y otros pasos… Que nadie pierda, que nadie gane, todos pierdan algo, todos ganen algo.
No miren, tanto su ombligo lleno de deseos y de ideas del futuro, y, tengan en cuenta, que otros, otros también tienen su ombligo lleno de deseos y de ideas del futuro. Pacten. Si de verdad tanto alaban a Aleixandre, Lorca, Unamuno, Baroja, Cernuda, Alberti, Ortega, y otros cientos, que siempre tienen en sus bocas, que se merecen estén en sus labios. Pero si de verdad los estiman, pacten con sosiego, pacten, y en ese pacto, nadie se sienta humillado o vencido, sino que todos ganen algo y todos dejen algo… Pacten cosas pequeñas, para que nadie sienta el dolor profundo en su corazón y en su alma y en su carne. Paz y paz y pax y pan…