Se encuentra hoy España, en cierta medida, desmoralizada, deshumanizada y bastante desalmada. Desmoralizada, porque se ha quedado sin moral. Ha abandonado lo mejor que tenía, lo que profesaba, pero a estas fechas tampoco se ha adherido a otra que merezca la pena, salvo al hedonismo relativista que alumbra a su sociedad y, sobre todo al mundo "mediocre político" que camina cabizbajo. Y una persona, una sociedad o una civilización no pueden vivir sin un mínimo de moral. Podríamos decir que también está "invertebrada", pues se ha quedado sin el esqueleto cultural que la vertebraba de alguna manera, o si lo prefieren ustedes, afectada por una especie de osteoporosis cultural. La mantenía vertebrada, como venimos diciendo hace tiempo gracias a la filosofía griega, el derecho romano, la religión cristiana, la verdadera ciencia y la democracia liberal, habiendo perdido consistencia en ella. Ya no es vigente, no vive tales realidades, y su cuerpo anda descarriado y se encuentra invertebrada, donde el placer y el bienestar son sus máximas . Lo mismo está acaeciendo en Europa y la propia UE ni se entera.
Hablábamos también de "desalmada", pues al renunciar a sí misma, no solo a lo que ha sido sino también a lo que es, a lo que debería ser, pues ya solo queda de ella un cuerpo inerte, ausente de su propia alma y, por tanto, deshumanizada. España, Europa, se encuentran ya hace años, no de manera definitiva ni irremediable sino deshumanizada. Estamos en un proceso de perder su condición humana y, lo humano no se nos escapa como el agua en un cesto de mimbre. Apenas existen hombres: abundan las sombras de las cavernas, cuerpos sin alma que deambulan buscando derechos y placer que, para ellos todo es lo mismo.
No deseamos hacer de estas líneas toda una realidad más que negativa pero sí mirarnos ante el espejo y comprobar realidades. No es la primera vez, ni mucho menos, en la historia de los pueblos de Europa, de España, que una gran civilización se encuentra amenazada por verdaderas plagas y virus de toda especie situándonos ante riesgos de auténtica extinción. Por si alguno lleva un paso más atrevido, los malos no acechan desde fuera, no, se encuentran en nuestros interiores y, en muchos casos gobernándonos y educándonos. Tendríamos que llegar a un claro diagnóstico.
España y, desde Europa, un buen grupo de desalmados, posiblemente aleccionados por instancias más superiores globales, vienen renunciando a ser ellos mismos, a no ser fieles a sus principios y valores, a los elementos constitutivos de su ser como civilización. Los módulos que antes hemos mencionado se encuentran más que en crisis: la filosofía ha sido negada por unos y por otros, suplantada por otras de matices que no son de nuestro humus. El sentido del derecho romano, el arte de lo justo y de lo bueno, siendo sustituido por el poder y la economía y.. mala cosa es, aunque pensemos que vivimos en una sociedad democrática. No nos olvidemos que "la naturaleza del amo me importa menos que su existencia". Toda libertad consiste en la obediencia a la ley, pero no en el sometimiento a la voluntad de otros, aunque sean demasiados. La verdadera ciencia es desdeñada en favor de la técnica. No importa el saber sino la utilidad. La democracia liberal suplantada por populismos y demagogia, por la renuncia a convencer. Una España, una Europa no cristiana es una contradicción en los términos. Si alguien llega a pensar que esto significa hacer del cristianismo la religión oficial de un estado miembro de Europa o la negación de la libertad religiosa, sólo le pediríamos que pensase con más acierto. La "muerte de Dios" sólo puede producir el envilecimiento y la deshumanización de toda persona.
Como buenos médicos, los síntomas de la patología se encuentran en los ámbitos de la vida por donde andamos, recordemos. Aceptar el aborto como un derecho, legalizar la eutanasia, justificar la experimentación embriones, gestación subrogada, compraventa del seno de la mujer, la falta de dignidad del ser humano es toda una aberración. Las diversas apoteosis feministas, la cosificación de la maternidad, la gestación como beneficio y el útero como mercancía son realidades que se venden gratuitas. Si a ello le añadimos el problema demográfico yendo de la mano nihilista de nuestra época nos situamos ante un verdadero suicidio demográfico, decayendo hasta el instinto de supervivencia. Así, si la vida carece de sentido, ¿para qué reproducir nuevas vidas sin sentido alguno?
La muerte en nuestro tiempo está siendo birlada, como algo doloroso que debe ser ocultada, pero aparece sin cesar y se enfrenta a la vida sin cesar. Defendemos el derecho a la vida no todo lo que nos gustaría, pero aunque le duela a más de uno, ella se sigue abriendo paso y, ante este pastizal surge como un glamour auténtico, una nueva ciencia del saber: el derecho luctuoso. ¿Está todo perdido?
A partir de ahora, VALORES, ya ha empezado a presentar a sus máximos líderes de la Región Murciana y pronto, la unión al grupo occidental ECPM de Partidos Políticos Cristianos será una realidad. Hemos nacido para defender la dignidad en tantas áreas políticas que vienen medio desfalleciendo tanto en nuestra Región como en España. Sabemos que el camino no lo tenemos fácil, pero el ansia del bien lo llevamos con alegría e ilusión. Nuestras reivindicaciones morales y jurídicas en esta batalla cultural son una realidad. Nuestro Observatorio del mundo ético y moral no desiste ante las amenazas que surgen a diario. Pretendemos métodos eficaces para estar presentes en la opinión pública aunque nos ninguneen día sí y día también. Pero nada será posible ni eficaz sin la colaboración constante de la sociedad civil que es la que nos entiende de perlas.
Sabemos que desde que nacimos vamos contra corriente, pero también entendemos que lo más agudo y próspero ha sido ello, el ir contra corriente. Sólo nos mueve el entusiasmo positivo: la defensa a ultranza de los grandes valores europeos donde la guinda principal es y será la dignidad de la persona y el valor de la vida. El resto de temas actuales y dispares no funcionarán sin estas dos premisas fundamentales que tan bien están incrustadas entre en nuestra piel.
Mientras que sigamos vendiendo humo argentino a todo quisque desde el socio comunismo, desde los neoliberalismos y desde los que "dicen levantarse temprano" pero no atienden a los despertadores y, no vayamos a las raíces de las patologías a la que nos confrontamos estaremos sin duda ninguneando a nuestras gentes.
MARIANO GALIÁN TUDELA
