"Un día de viento dos monjes budistas discutían sobre el ondear de una bandera. El primero decía: "Te digo lo que se mueve es la bandera, no el viento". El segundo respondía: "Y yo te digo que lo que se mueve es el viento, no la bandera. Un tercer monje pasó por allí y digo: "No se mueve el viento ni tampoco se mueve la bandera. Son nuestras mentes las que se mueven".
Lamentablemente en la mayoría de los problemas humanos ocurre algo parecido. No es la realidad la que marca la mayor o menor importancia de un hecho: son nuestros pensamientos. Esto ya lo decía el filósofo Epicteto cuando indicaba que, ante el mismo acontecimiento, uno actúa de una manera y otro de manera diferente.
Son nuestros pensamientos los que magnifican, inventan la realidad. Por eso, estos pensamientos pueden contribuir a encontrar la felicidad que merecemos o se convierten en un infierno difícil de superar.
Los pensamientos pueden ser racionales e irracionales. Ya Albert Ellis hablaba de ellos. Es por tanto necesario saber distinguirlos. Vamos a ver los irracionales, según Ellis cuales son éstos:
La persona adulta necesita ser amada y aprobada por todo el que le rodea.
Sólo se es valioso cuando se es muy competente, autosuficiente y capaz de conseguir cualquier cosa.
Cada persona tiene lo que se merece.
Si las cosas no van por el camino que deseamos, debemos sentirnos tristes y apenados.
La desgracia humana viene del exterior y las personas tienen poca o ninguna capacidad para controlarla o superarla.
Si algo terrible va a suceder o puede ocurrir debemos inquietarnos y no dejar de pensar en ello.
Es más fácil evitar ciertas responsabilidades y dificultades de la vida, que hacerlas frente con la disciplina de uno mismo.
Tenemos que depender de los demás, concretamente de alguien más fuerte.
Es inevitable que lo que nos ocurrió en el pasado siga afectándonos en el presente.
Uno debe preocuparse por los problemas y perturbaciones de los demás.
Existe una solución perfecta para cada uno de los problemas humanos.
Veamos ahora algunas creencias racionales que posiblemente y de acuerdo con las circunstancias nos cueste más o menos su comprensión, estas pueden ser:
No necesariamente tengo que estar con alguien para ser feliz, puedo comenzar a disfrutar de mi compañía y si alguien quiere estar conmigo ya es un plus y disfrutare también.
Habrá personas que serán buenas conmigo, sin embargo, también me encontraré con personas que no siempre sean buenas, porque todos los humanos podemos equivocarnos en algún momento y eso no quiere decir que sean malos.
Puedo aceptar el hecho de que el pasado es importante, ha llegado a influir en mi vida, sin embargo, me puedo esforzar en transformar mi presente para mejorar.
En fin, todos tenemos esta clase de pensamientos; unas veces de tal irracionalidad que ni nosotros mismos los entendemos, y otras veces (aunque no lo podamos reconocer) tenemos las ideas más claras, los pensamientos más positivos. Las creencias racionales suelen ser más flexibles, no poniéndonos obstáculos en nuestro camino y no generan un estrés tan intenso como el de las ideas irracionales.
Es importante que cuando nos sorprendamos manteniendo una creencia irracional podamos detenernos a reflexionar y a cuestionarla. No todo pensamiento es cierto, ni tampoco beneficioso, aunque al principio no lo creamos así. No olvidemos que somos tanto los amos como los esclavos de nuestro pensamiento. Por esta razón, hay que tener mucho cuidado con el tipo de creencias que alberga nuestra mente y nuestro corazón.
No tengas miedo a tu pensamiento, tú no eres el pensamiento; tienes la capacidad de analizar todo aquello que te sucede y tener claro que tenemos capacidad de analizar y elegir el camino a seguir. Ya nos decía Viktor Frankl, que, entre el pensamiento y la acción, hay un espacio donde podemos analizar y tomar la ruta que más nos convenga.
Decía Gandhi: "Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa".
Miguel Cuartero
Orientador Familiar
Formado en Logoterapia por Asociación Española de Logoterapia Madrid
Teléfono para consultas sobre familia y pérdidas significativas de forma gratuita: 688 935 000. Asociación Viktor Frankl Región de Murcia
Correo electrónico: correo@viktorfranklregiondemurcia.org