Sobre el amor y el desamor

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Sobre el amor y el desamor

Quizás, la gran fuerza del ser humano sea el amor y su fracaso el desamor, que se proyecta con mil tonos, mis conceptos, mil ideas, mil concreciones. 

Hay amor o amor de deseo o deseo de amor a personas, animales, cosas, ideas, conceptos, proyectos. ¿Cómo empieza ese deseo de amor/amar y cómo se termina? Podría hoy bucear en Intenet, y narrarles datos y cifras, de mil realidades, empezando por el amor-amar entre dos personas, entre el desamor-desamar entre dos personas. Cada uno, tiene sus conceptos, una mezcla de experiencia, de percepción de otros, de heridas o felicidades profundas de uno mismo, quizás, de probaturas y errores o aciertos, quién sabe… 

Dicen que Dios o el Buen Dios para/en el cristianismo su definición es el Omnipotente Amor/Amar. Singularidad del cristianismo, los humanos que apenas sabemos de casi nada, aunque hablamos o creemos saber de casi todo, definimos-describimos al Buen Dios, como el Infinito Amor-Amar. Dirán, muchos frunciendo el entrecejo, cómo también se habla de novísimos, es decir, los acontecimientos después de la Muerte: Juicio Particular, Eternidad del Alma, Sentencia buena o no-buena para toda la eternidad… Pero exista Dios o no exista, sus caminos superan la inteligencia colectiva de toda la humanidad, la cultura acumulada por toda la humanidad. 

¿Pero por qué el ser humano, de forma total, la humanidad, y, de forma grupal o colectiva, o, en sociedad, o como individuos es tan esencial para cada uno y cada entidad, el amor-amar y, se produce también el desamar-desamor…, cada uno, con su historia y sus historias…? ¿Sería una cuestión psicológica y neurológica que ha ido atravesando las diversas especies humanas y no humanas que nos ha llevado hasta nosotros…? 

Manuel Vicent, nos narra en un artículo titulado: Otro Amor, del 10 de enero de 1999 en el País, algo de estas cuestiones. Como su gran maestría muestra y demuestra, en cuatro cientas palabras/imágenes es capaz de mostrarnos algo del misterio-enigma humano, en relación a esa fuerza-potencia que denominamos de mil modos, pero que en todo está el amor-amar-querer-desear o no amar-no querer-no desear-… 

¿Puede que ahora, el amor-amar, en sentido más estricto y más profundo se haya perdido en el aumento y la confusión con el deseo, el hiperdeseo, una sociedad omnideseante, que incentiva el deseo en todo o en casi todo, una enorme libertad del deseo, cada uno después escoge o selecciona sus formas o sus maneras o sus conceptos o sus contenidos, en el hipermercado del deseo que es la sociedad…? 

Se notan los rostros y en las biografías, que todas las personas, sienten en su ser, que deberían haber sido estimadas, queridas, deseadas, amadas de forma más profunda, por personas que están a su lado, o se han cruzado con ellas, pero la realidad ha sido, que siempre se han atravesado o lo han podido ser o estar, males o malas intenciones o maledicencias o desavenencias o errores graves de uno mismo o de otros… 

Dice, el axioma popular religioso de Occidente, achacable a la tradición bíblica, a Juan de la Cruz, que al “atardecer nos examinarán del amor…”. Esta es la gran cuestión, pero esto puede ser entendible y comprensible en un mundo, en el cual la religiosidad sea imperante, pero en una sociedad, que el escepticismo social y religioso sobre esta temática, cada vez avanza con pasos más agigantados. Quizás, dentro de unas generaciones, otras religiosidades de otras culturas, se irán imponiendo y materializando y cristalizando, y, ser ya fuerzas importantes. Con lo cual, el concepto de amor-desamor tenga otras características, variables, determinaciones, consecuencias, impregnaciones… 

Hay artículos, como este, no para mostrar el escribiente todo lo que sabe, incluso adrede renuncia a datos, teorías psicológicas y afectivas o teológicas sobre el amor-amar, desamor-desamar, sino para que si un sujeto humano viene a andar-anidar-ahuecar por estas palabras, le sirva para recordar a él o a ella, para volver-revolver un poco en sus recuerdos y conceptos de/sobre el amor y el amar. Esa enorme necesidad que está dentro de la naturaleza humana, la gran energía del interior, el gran pegamento que une-desune personas y sociedades y grupos y colectivos y Estados. 

El amor-amar tiene muchas palabras, se concreta y se materializa en muchos modos. Pero como toda enorme fuerza, también existen las enfermedades-patologías-síndromes-violencias-neurosis de amor y de amores. No todos los amores son correctos, ni para la persona que los sufre o los causa. Podríamos tener y poner multitud de ejemplos y casos. Todo el mundo los conoce/desconoce, todos saben de un amor desgraciado, de un exceso o falta de amor-amar, a una persona o a una realidad. Esos amores-amares patológicos/distorsionados/sufrientes, debemos aprender a alejarnos de ellos. 

Se nos enseña que debemos amar al prójimo, amar al Buen Dios, pero no se nos indica que nos debemos amar de forma correcta a nosotros mismos, y, desde ese amor correcto y adecuado y verdadero y bondadoso a nosotros mismos, emerja y trascienda el buen amor al Buen Dios, y, el buen amor-amar a los otros, según la distancia, forma o manera, sea un tipo de amor u otro, sea amistad, como una forma de amor, sea buen trato con el otro/a persona como una forma de amor, una buena empatía con animales, cosas, ideas, conceptos. También se aman o desama a ideas o conjunto de ideas… 

Todo el mundo ama algo que ha perdido, todo el mundo ama algo que espera amar.  

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