La verdad y la filosofía en el mundo del siglo XXI

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Filosofía y verdad

Ya Platón escribió que las tres principales ideas son el Bien, la Verdad y la Belleza. La primera y la segunda se enfrentan en el mundo del siglo XXI a infinidad de maldades, falsedades y mentiras. En la sociedad digital parece que todo es cuestión de apariencia y la verdad y el bien quedan relegadas a una función de tercer orden.

Es preciso y cada vez, con mayor energía y fuerza, decir que la verdad es imprescindible, en todos los sentidos pensables y que no vale todo. Ya pensaba Maquiavelo que había un fondo de maldad, en la naturaleza humana. Para contrarrestar esto existen las normas, las leyes y la justicia.

Si bien, desde una perspectiva filosófica, se busca el máximo desarrollo de las capacidades y talentos humanos en la vida como es lógico. Por otra parte, es evidente que la reflexión también se interesa, como no puede ser de otro modo, por las situaciones reales y por el mundo en general.

Frente al relativismo ético, el pasotismo y la violencia, una sociedad racional, coherente y que se fundamenta en los derechos humanos y en la solidaridad y fraternidad humanas debe decir no a cualquier tipo de persecución, acoso o maldad. Las mentiras y las falsedades no tienen nada que hacer ante la verdad de los hechos. La justicia o los tribunales juzgan y se atienen a las pruebas. La verdad prevalece ante todo.

La filosofía incorpora los valores cívicos, como algo a practicar en la propia existencia, por parte de todos los ciudadanos. No son únicamente teoría, porque deben ejercerse en la vida práctica cotidiana, de modo universal. Las discrepancias en las opiniones e ideas o planteamientos se pueden tratar de forma dialogada, desde una actitud de respeto o consideración.

Las preguntas filosóficas son infinitas, porque se puede interrogar acerca de todo.También es posible cuestionar una infinidad de asuntos o cuestiones, tanto las relacionadas con las formas de vida, como las propias de la ciencia, el conocimiento, la Bioética, el arte, etc.

Por supuesto, en la filosofía política las obligaciones son la contraparte de los derechos. Y esto actualmente no se respeta, en algunos ambientes de la sociedad actual. La prueba es que la cantidad de robos, agresiones y violencia es considerable, especialmente en algunas zonas de España. La labor de las fuerzas policiales es extraordinariamente valiosa para mantener la seguridad ciudadana, ante las amenazas existentes también por los ciberataques y por causa de los fraudes y engaños de todo tipo que se producen, a través de Internet y otros medios. La filosofía es un bálsamo contra la injusticia, la irracionalidad, el abuso, y cualquier actitud agresiva o violenta hacia cualquier persona.

Hace que la gente que reflexiona o filosofa sepa defender sus derechos ante los que quieran ignorarlos o negarlos. Además, el quehacer filosófico es una actividad crítica y constructiva. Elimina cualquier clase de prejuicio o falsa idea.

La lectura de las obras de los filósofos tanto del pasado como del presente nos hace meditar sobre la realidad y el ser humano, con infinidad de aspectos y matices que son esenciales para ir construyendo una vida que deje huella.

Si nos comparamos con el Universo parecemos algo breve y fugaz en nuestro paso por el planeta, pero aún así, lo que hacemos es lo que marca la diferencia, respecto a todo lo demás. La mediocridad no está bien vista, en general, desde una actitud filosófica y es perfectamente entendible.

Estamos ante un cambio de era. Lo dicen muchos y tienen razón. Pero eso no quiere decir que la verdad o lo verdadero deje de tener un valor absoluto, ya que realmente lo tiene. En el ámbito de la justicia esto es algo obvio. Por tanto, además del conocimiento o el saber, la filosofía afirma el extraordinario valor de actitudes que no se compran: los buenos modales, el respeto, el buen sentido, la paciencia, la clase y la dignidad.

Confiar en la manera de ser que ya se posee es otra de las claves para ser recordado para siempre, con una fuerza inquebrantable que nadie derrotará.

La filosofía nos impulsa a la realización de proyectos que nos apasionen y a ser felices en la misma senda de la vida. Entendiendo la misma existencia como una gran aventura, ya que, si no es así, pierde valor. Desear seguir creando o viviendo es lo coherente, ante la nada que nos espera. La misma en la que estábamos antes de nacer.

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