El agua es un fenómeno material, una simple molécula de hidrogeno y oxígeno, pero también es un motivo cultural y social. Un concepto que ha inspirado a escritores, músicos, pintores, artistas y filósofos. No en vano somos agua porque está en nuestra esencia. Es el bien más preciado de nuestro planeta, sin el cual no sería posible la vida ni nuestra existencia. No hay vida sin agua. El agua es vida.
Pero parece ser que nuestro consistorio no le da el valor que tiene, donde día a día se repiten episodios de pérdidas de agua potable por las diferentes barriadas de nuestra urbe.
Un ejemplo claro de la pérdida de este valioso líquido es el último episodio vivido en Otero, una barriada que ha perdido cerca de 13.000 metros cúbicos de agua potable, los cuales equivaldrían a grosso modo a poder suministrar a unas 130.000 personas, durante un día, ya que según la OMS, una persona requiere 100 litros de agua para poder satisfacer sus necesidades diarias. Es disparatado y vergonzoso que este derroche esté sucediendo y que tengan que pagar la pésima gestión de esta administración los de siempre, los ciudadanos que se encuentran de manos atadas ante tal despropósito.
Sin duda detrás de todo esto hay aspectos políticos que son los culpables de que esto suceda, una urbe donde el caos lleva campando a sus anchas durante demasiado tiempo, por una dejadez y desidia cuya única preocupación es velar por los intereses de una red clientelar, esa misma a la que como prebenda no se le cobra (supuestamente) ni un solo euro de su propio consumo de agua.
Lo que sí es esencial es la existencia de una política de transición energética, inexistente actualmente que establezca directrices para el uso de energías renovables, de una eficiencia energética y de desarrollo sostenible como es el caso de Alemania donde la tarificación de abastecimiento y saneamiento del agua son más baratas. La principal causa por la pérdida y desperdicio del agua en nuestra urbe se debe a unas infraestructuras deficientes y obsoletas y a la impasibilidad del equipo de Gobierno de Vivas.
Queda plasmada la auténtica ineficacia de esta administración, con gestiones estériles, con personas incapaces al frente que dejan pasar algo tan grave de largo, de puntillas y sin hacer ruido, esperando que la ciudadanía no se entere y que no alborote ante tanta desvergüenza.
José Antonio Carbonell
