Cuando leo o escucho pronunciamientos en contra de la agricultura murciana, me duele en lo más hondo de mi corazón, es este un sector necesario y estratégico para nuestra comunidad autónoma.
En otros tiempos tuvimos un sector industrial muy importante, por la competencia de terceros países se fue debilitando, el turismo no termina de coger el auge necesario, hasta que no dispongamos de un nuevo modelo económico capaz de generar empleo y riqueza, es el sector agroalimentario el que está llamado a tirar del carro.
Quién nos podría decir a nosotros que una cosa tan simple como es la falta de producción de mascarillas, se convertiría en un grave problema provocado por la actual pandemia. Imagínense un conflicto por el cual se tuviera que paralizar el transporte internacional de alimentos y nuestro país no fuera autosuficiente para poder alimentarse todas las personas. Está claro que sería una catástrofe de grandes magnitudes.
Tenemos un clima apropiado para la agricultura de frutas, hortalizas y cítricos, unos agricultores profesionalizados y siempre dispuestos a poner en riesgo hasta su vivienda para poder sacar adelante las cosechas, solo nos falta el agua en cantidad y calidad suficiente, con un precio razonable para poder competir, me atrevo a fijarle un tope máximo: no debería de exceder de los 0,30-0.35 euros metro cúbico.
Por otra parte, tengo que decir que en agricultura no todo vale, en este sector se están introduciendo elementos ajenos que solo buscan un enriquecimiento rápido y a costa de cualquier cosa, atentando contra el medio ambiente y con cierto abuso ante los trabajadores, ahí es donde deberían de poner el punto de mira los políticos y las asociaciones ecologistas. Es necesario apostar y respaldar al agricultor y frenar a determinadas compañías que muchas de ellas ni tan siquiera vienen del ramo, arrasan todo cuanto se encuentran a su paso, atentando contra el medio natural, dejando tras de si un terreno esquilmado y los ya escasos recursos de agua agotados. A estas yo les llamo empresas con ruedas, cuando han exprimido bien todos los recursos de un lugar se marchan a otra zona que aun no ha sido explotada, el agricultor de la explotación familiar cuida y mima su tierra y hace un uso equilibrado de los recursos disponibles, porque él no se marchará, en muchos casos las parcelas provienen de sus antepasados y sabe que si hace un mal uso de la tierra o del agua, más adelante lo pagará con creces.
Manuel Soler