Hoy 19 de octubre, muchas mujeres celebramos el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama. Una lucha que empieza un día cualquiera, en el que te dan una noticia que no esperas para nada, una lucha en la que cuando oyes la palabra cáncer, te viene siempre a la cabeza algo malo. Y ciertamente es así. Te asustas, piensas que tu vida va llegando al final, que se te escapa de las manos y mil cosas más, incluido que no vas a ser tú cuando te mires al espejo.
Pero al mismo tiempo, aunque solo sea en un rincón de tu cabeza, también piensas que no tiene por qué ser así. Que hay profesionales que no paran de investigar sobre la enfermedad, y que te van a curar.
Empiezan los ciclos de quimioterapia y efectivamente, muchos de los miedos van desapareciendo y vas recobrando la sonrisa escondida pero no perdida, esas ganas de vivir se van multiplicando y te das cuenta de que hay que luchar, o por lo menos intentarlo; que si hay que llorar y mucho, hay que hacerlo a escondidas de tus seres más cercanos porque aunque ellos no lo sepan, tú si sabes que ellos lloran también a escondidas de ti.
Todo eso 11 años después ha desaparecido gracias a Dios, gracias a esos profesionales y gracias a tener siempre la autoestima bien alta; aunque cierto es también que la suerte juega un papel fundamental en todo esto.
No sé si fue una lotería como aquí se dice cuando te “toca” algo, que me tocara a mi pasar la enfermedad, o que me tocara curarme, realmente pienso que las cosas pasan por algo y ese algo no sé lo que fue.
La cuestión de todo esto, es que hay que “VIVIR SIN MÁS”, que la vida es para vivirla de la mejor manera posible, porque ese día cualquiera puede estar a la vuelta de la esquina o no, pero sea lo que sea hay que “VIVIR”.
Aprovecho el momento para agradecer a todas las personas que me dieron todo el apoyo que necesite, a la familia, a los amigos y en definitiva, a todos los que me ayudaron con la lucha contra el cáncer.
Lola López García