Huermur ha presentado alegaciones a las tres modificaciones del PGOU de Murcia que está tramitando el ayuntamiento de Murcia y que afectan a 78 inmuebles del centro histórico y el Barrio del Carmen, por graves contradicciones, falta de informes técnicos e inclusión de inmuebles ya derribados.
La entidad conservacionista señala que el ayuntamiento ha dado una protección ridícula y muy escasa a diversos inmuebles de los siglos XVIII, XIX y modernistas. De los 78 edificios objeto de los expedientes, solamente 5 se han incluido en el grado de protección dos (protección estructural), y los 73 restantes en el grado tres (protección de fachada).
Huermur ha exigido que a los inmuebles históricos del siglo XVIII, XIX y modernistas se les dote un grado de protección mayor, grado dos o uno, para asegurar su debida conservación estructural, espacial y visual y evitar añadidos modernos que desvirtúen sus valores y la escena urbana.
La Asociación para la Conservación del Patrimonio de la Huerta de Murcia (Huermur) ha presentado una batería de alegaciones a las modificaciones 144, 145 y 146 del Plan General de Ordenación Urbana que está tramitando el Ayuntamiento de Murcia, para la inclusión de inmuebles en el catálogo de edificios y elementos protegidos del PGOU y que afectan a un total de 78 inmuebles distribuidos en el centro histórico de la ciudad y el Barrio del Carmen.
Huermur señala en las alegaciones interpuestas al avance aprobado por el Pleno municipal el pasado mes de octubre, que estas tres modificaciones del PGOU se están tramitando por la concejalía de Urbanismo con graves deficiencias, contradicciones y ausencia de los debidos informes técnicos. Algo que la entidad conservacionista tacha de auténtica chapuza y una temeridad.
Sobre los informes técnicos, Huermur señala que solamente la modificación número 144, que afecta a 11 inmuebles, cuenta con un informe del 13 de junio de 2023 de la arqueóloga municipal, y que además en dicho informe se señala que “Realizada visita a las edificaciones se hace constar que la visita y el análisis del edificio solo se pudo realizar desde fachada, ya que no se pudo acceder a su interior y por lo tanto no se pudo comprobar el interés del mismo”. Esto significa, señalan desde Huermur, que el ayuntamiento se ha puesto a tramitar expedientes de protección sin ni siquiera haber comprobado si los inmuebles tienen valores interiores o de otro tipo, y por tanto pudieran ser merecedores de una protección mayor que la propuesta por Urbanismo. En los expedientes de las modificaciones 145 y 146 del PGOU, que afectan a los 67 inmuebles restantes, no se ha observado la existencia de informe técnico alguno del Centro de Arqueología Municipal o departamento similar.
Sobre este aspecto, y el hecho de no haber inspeccionado el interior de los inmuebles y la ausencia de informes al respecto en los expedientes consultados, Huermur recuerda que el ayuntamiento ha propuesto una protección ridícula y muy escasa a diversos inmuebles de los siglos XVIII, XIX y modernistas. De los 78 edificios, solamente 5 se han incluido en el grado de protección dos (protección estructural), y los 73 restantes han sido incluidos en el grado tres (protección de fachada).
Ante esta situación, Huermur señala la preocupante inseguridad jurídica que se está creando ante la chapucera tramitación del expediente en el Servicio de Planeamiento Urbanístico, y teme que se pudiera estar promoviendo el ‘fachadismo’, aún más, en el casco histórico de la ciudad de Murcia y en la parte histórica del Barrio del Carmen.
El ‘fachadismo’ es un concepto en arquitectura y urbanismo que indica que este tipo de actividad y, en su sentido más habitual, consiste en conservar la fachada de un edificio, por lo general histórico, al que se le atribuye algún tipo de valor arquitectónico o cultural para construir tras ella -y a menudo también encima de ella- un edificio nuevo. El ‘fachadismo’ está produciendo efectos negativos en numerosas ciudades, puesto que, a la pérdida del patrimonio edificado, se une con la pérdida de la identidad urbana, transformando la ciudad en un decorado de cartón piedra.
Por todo ello, Huermur ha instado que de forma inmediata se lleve a cabo la inspección del interior de todos los inmuebles que son objeto de estas tres modificaciones del PGOU, y que se compruebe si tienen valores interiores (escaleras, columnas, elementos estructurales, etc.) que pudieran ser de valor e hicieran merecedores a los inmuebles de un grado de protección mayor que el propuesto por Urbanismo. O en caso contrario, se descarte con la debida seguridad dicha posibilidad.
Especialmente llamativo es el caso encontrado en la ficha de protección del antiguo edificio de la Oca ubicado en la calle Trapería, pues el ayuntamiento ha grafiado con protección de grado tres toda la parcela del inmueble. Sin embargo, Huermur ha señalado que este edificio fue demolido recientemente y solo se conservó una fachada, la que da a la Trapería.
En el mismo sentido, Huermur ha exigido que se eleve el grado de protección propuesto por el ayuntamiento para 21 inmuebles del grado tres (fachada) al grado dos de protección estructural, y cuya antigüedad va desde el siglo XVIII a principios del siglo XX y ya prácticamente centenarios (años 1903 a 1930). Se ha hecho especial hincapié en la importancia de dos inmuebles del siglo XVIII, y en otros ocho del siglo XIX que han sido casi minusvalorados por Urbanismo.
El presidente de Huermur, Sergio Pacheco, ha señalado al respecto que “la ciudad de Murcia ya ha perdido una cantidad ingente de patrimonio y edificios históricos bajo la piqueta, por lo que hay que asegurar de que los edificios históricos que quedan sin proteger reciban un grado de protección adecuado y no se fomente el ‘fachadismo’ por el propio ayuntamiento. Bastantes falsos históricos tenemos ya en una ciudad que casi es un decorado de cartón piedra”.
Por último, Huermur espera que el ayuntamiento de Murcia y el concejal de urbanismo Navarro Corchón recapaciten y eleven los grados de protección de los inmuebles señalados por la entidad conservacionista, evitando que este proceso de catalogación sea una oportunidad perdida y se convierta en un esperpento.