Eduardo Carrión, enfermero en la Unidad de Neonatos del Hospital Santa Lucía y profesor de la Universidad Católica, recoge en su Tesis Doctoral que fue el primer conflicto armado de España en el que intervino la Cruz Roja, a cuyo frente estaba Antonio Bonmatí, bisabuelo de la jugadora de fútbol Aitana Bonmatí; institución que además de atender a los heridos creó la primera ambulancia marítima, utilizando el vetusto buque 'Buenaventura'.
Este viernes 12 de enero se conmemoran los 150 años del fin de los seis meses de asedio a Cartagena durante el Levantamiento Cantonal Español, que tuvo su epicentro en la ciudad portuaria. Fue en 1874 y sólo 27 edificios quedaron en pie tras un episodio histórico que Eduardo Carrión, enfermero en la Unidad de Neonatos del Hospital Santa Lucía y profesor en el Campus de Cartagena de la UCAM, ha analizado en su Tesis Doctoral desde el punto de vista sanitario. En este ámbito se produjeron hechos muy relevantes, como la primera intervención de la Cruz Roja en una guerra en España, la creación de la ambulancia marítima o la gesta de los únicos cuatro médicos militares encargados de la asistencia sanitaria de toda la ciudadanía.
Con una población que superaba a las de Bilbao o Málaga, durante la sublevación cantonal, Cartagena contaba con dos facultativos gaditanos, un zaragozano y otro catalán, que ejercieron su profesión en las peores condiciones posibles. "Uno de ellos ya había estado en la primera Guerra de la Independencia de Cuba, pidió un destino más tranquilo y a la semana de llegar a Cartagena comenzó el conflicto". Sin apenas recursos, que les facilitaba el Arsenal, hicieron frente a las trágicas consecuencias de los continuos bombardeos. "Las infraestructuras sanitarias civiles fueron arrasadas, lo único que quedó en pie fue el antiguo Hospital Naval. Llegaron a caer más de 20.000 proyectiles desde las diferentes fortalezas que ocupó el Gobierno Central.
Fue el 12 de enero de 1874 cuando la ciudad anunciaba su rendición y se daba por concluida la primera guerra de nuestro país en la que intervino la Cruz Roja. "Antes sólo había participado en un combate en Navarra, en el conflicto carlista. Era una realidad nueva que no se conocía en el frente. Tanto es así que hay constancia de que los voluntarios tuvieron problemas con las dos fuerzas. Los cantonales les acusaban de ir con el Gobierno y los centralistas pensaban que apoyaban la causa cantonal".
Pese a las dificultades, la Asamblea Local de Cruz Roja en Cartagena, con Antonio Bonmatí (bisabuelo de la jugadora de fútbol Aitana Bonmatí) al frente, tuvo un importante papel durante la rebelión, "en el primer Convenio de Ginebra se acordó que atendiera de forma neutral a todos los heridos en campo de batalla terrestre, pero se mandó una carta para que, en la segunda Cumbre, se incluyera también los combates en mar, y aquí intervino la primera ambulancia marítima de la historia".
Conflicto nacional con repercusión mundial
(Apuntes históricos)
La insurrección fue iniciada por los diputados federalistas intransigentes que se habían retirado de las Cortes de Madrid, y al igual que ocurre hoy en zonas de guerra como Gaza o Ucrania, también durante la sublevación cantonal, brigadas internacionales se desplazaron a Cartagena. "Hasta la ciudad llegaron combatientes franceses, alemanes e italianos que dejaron muchos alimentos para los pacientes y sanitarios del Hospital Naval, y alemanes e ingleses. Estos últimos, según recoge un periódico británico de la época, desembarcaron en la bahía de Portmán, donde jugaron uno de los primeros partidos de fútbol de nuestro país, y tuvo lugar el 11 de octubre de 1973 una sangrienta batalla naval entre la escuadra cantonal y la del Gobierno". Además de los observadores neutrales, también líderes como Carl Marx se hicieron eco del conflicto, en el que "no se buscaba la independencia de Cartagena, ni de ninguna otra de las ciudades que se unieron, como Murcia, Alicante, Cádiz o Salamanca, sino una España federal. Tampoco Cartagena pidió incorporarse a los Estados Unidos, es otra falsa creencia. Lo que querían era poder poner su bandera, para disuadir a los enemigos" comenta Eduardo Carrión, quien prepara ya una novela histórica sobre la vida de uno de los cuatro médicos del Cantón.